martes, 19 de mayo de 2020

La calavera infernal (I)

Tenía tanta sed, tanto calor, por el agobiante calor, que ni los perros, tenían ganas de estar en las mugrientas calles. Necesitaba beber, pero si compraba algo de bebida, la patrona, que me daba el dinero justo, me daría latigazos a unos azotes, a mi tierna edad de diez años, según el día. Me perdí en el puerto, de la cantidad de gente que había en el puerto de Cádiz. Tuve suerte y pude robar a una mujer adinerada, aprovechando que la dama de compañía miraba a otro lado. Pero después de adquirir una cerveza aguada fresca, en el puesto del mercado que llegué por una de las calles, me pudo la avaricia y robé más cantidad a un hombre acaudalado; antes de que me matase en un callejón, agarré un trozo de madera de una caja que estaba astillada y le golpeé hasta que le maté. Para evitar la justicia, me escondí en un galeón pirata, en el ¿feliz o infeliz año de 1667?

lunes, 4 de mayo de 2020

¿Hermandad?

La gente opina u opinará, que ahora que hemos tenido este extraño virus o enfermedad, el futuro está, en la tecnología, pero debería servir, para que la gente salga más, se relacione, compren en tiendas, se enamore, pero no que se queden anticuados o ser más modernos por hacerlo o no hacerlo, o bien, porque en lugar de reciclar y tener coches eléctricos. Deberíamos plantearnos, tanto ricos como pobres, buenas o malas personas. Que abría que comprar lo que uno necesite y no en ir a la última. Además, que la unión, no hace la fuerza, que cada acto que da uno, puede ayudar y no sirve de nada, hacer combatido este virus o enfermedad, si en lugar de mejorar, la situación ha empeorado. Por eso, os reitero a que no estudiéis sólo informática o sino lo hacéis mejor, sino otras profesiones, porque se necesita de todo.