sábado, 25 de mayo de 2013

El extraño amuleto (III)


Por la noche,  el hermano Manuel, nada más terminar de colocar todos los utensilios en el armario y cerrar con llave; se encontró un extraño objeto, lo agarró y cual fue su sorpresa al ver un amuleto, lo dejó pensando que era de alguno.

A la mañana siguiente, miró por todas las celdas a ver si lo veía pero no había nada.

Llegó la desdichada noche, en la cual el hermano Manuel, encontró una moneda, la cogió, esta vez, en lugar de mirarla, lo puso en el minúsculo bolsillo que había en su hábito, pero sin embargo, sin saber como,  apareció en su mano. Extrañado, lo miró entonces, mudó primero, se convirtió en una cruz, después apareció el príncipe de las tinieblas y por último se abrió ante él todo el fuego del inframundo.
Empezaba otro nuevo día, cuando todos, se despertaron tarde, ya que nadie había hecho sonar las campanas.
Después del mosqueo y pensando el castigo que le pondrían comenzaron a buscarle, pero no le hallaron. Entonces, se dirigieron a la capilla, pero tampoco estaba allí.

Empezó a nublarse, alrededor de las cinco y media comenzó a irse la luz solar, rezaron varios rosarios por las almas de sus hermanos.

A la hora de las nonas, se inició como siempre la misa en la misma capilla que habían hecho mella en la vida de los monjes, sin embargo no tenían otra. El único ruido era un ladrido de un perro, enseguida Eduardo, se dirigió donde se encontraba le acarició las orejas, enseguida se tranquilizó y la misa se realizó de lo más normal.
Cuando dio paso la finalización de la misa, Eduardo, se puso a barrer ya que con las extrañas desapariciones, llevaba varios días sin la debida limpieza, nada más terminar, se dispuso a recoger los utensilios de la misa.
El amuleto, apareció encima del paño, que hacía un momento acababan de utilizar, lo cogió en su mano, apareció un mensaje cifrado que había gente que piensa que ponía: esto por llevarme a la hoguera.
 Fuera lo que pusiese, el caso, es que no le permitió el dejar encima de la mesa el amuleto, ya que le cortó la muñeca.

Eduardo intentó salir por la puerta, pero de repente el amuleto apareció con forma humana, con una capucha negra, con un hábito negro y con un puñal con forma de cruz. Enseguida, le


Continuará.... 

La gran depresión (XVII)


A las cinco, después de llegar con el coche al pueblo, ( esta vez el coche arrancó a la primera), pasearon por el río al principio y luego por el pueblo. Cuando oscureció fueron al hotel, cenaron y se fueron a la cama.

A la mañana siguiente, como no arrancaba el coche, fueron a un monasterio, que habían visto cuando hicieron el camino con los caballos. Buscaron un camino lo más llano posible, pero no les quedó más remedio que escalar un poco sin cuerdas. En la cima, visitaron lo que en su momento fue un monasterio, porque se encontraba en peores condiciones que el castillo, como el día anterior habían estado por esa zona, anduvieron tranquilamente, introduciéndose un poco por el bosque, miraron el reloj, viendo que era las dos, salieron del bosque, pasaron por el monasterio y descendieron, luego regresaron por la carretera, gritándoles otro conductor.
Otra camarera les atendió, también era muy simpática, pero no sabían si porque se habían acostumbrado a la otra, o bien porque era más simpática, pero les caía mejor la otra. Consiguieron por un buen precio que les alquilase unas bicicletas.
Antes, de recoger las bicicletas alquiladas, fueron a comprar todo lo necesario para hacer escalada; es decir, cuerdas, mosquetones, pies de gato, guantes, linternas, también compraron unos pantalones cortos. Aunque traían, pero como no se querían arriesgarse, compraron por si acaso.
-Hace dos días, estuvimos en..
- ¿Cómo no llevaron puñales?
- Vive un hombrecillo, con los pies enormes,  que es hijo de Melusina que es un duende de las aguas, sus hijos fueron desterrados, al tener anomalías. De hecho, fueron ellos los fundadores de esta extraña tribu.
- ¿Cuándo empezó todo?
-No se sabe con exactitud, hay quien dice que en el siglo XII, otros que antes, otros después, pero esa tribu Xjunsi, es bastante peligrosa, si tienen suerte, solo les atacará uno, entonces podrán salvarse, sino, les atacarán todos, porque ellos se envían señales con un cuerno de madera, si no es muy importante, si es algo muy importante tocan varias veces el cuerno de marfil, no se sabe de donde sale, ni tampoco esos puñales y tirachinas.
Salieron con todo el equipo y se fueron a recogerlas, cuando llegaron, el dependiente les estaba esperando con unas enormes cestas para que pudiesen llevar todo el equipo.
Montaron en la bicicleta; primero se pasaron por el hotel para que les preparase un picnic, porque no se dieron cuenta de que no habían comprado nada de comida. Después de dejar las bicicletas, en el porche del hotel, entraron a pedir que les preparase unos sándwiches fríos y unas botellas de cocacola.

Continuará....

sábado, 18 de mayo de 2013

La gran depresión (XVI)


El teléfono se le cayó de las manos y gotas de frío sudor resbalaban por su frente empalidecida por el susto. Querría correr pero sus piernas no respondían, sólo temblaban y temblaban…

Cuando respondieron echó a correr con desesperación hacia la escalera para recoger a los niños que estaban en la planta de arriba, pero antes de subir, aquella misma carcajada sádica le detuvo en seco. Al mirar al final de las escaleras, junto a la puerta del cuarto de los niños estaba un hombre alto, de frente amplia y cabello rizado y gris. Vestía con un mono blanco como el de los pintores, pero estaba de manchas rojas y en su mano derecha el hombre sostenía un enorme cuchillo ensangrentado.

El terror que sintió fue tal que quiso gritar y no pudo, se tropezó mientras intentaba llegar a la puerta de salida y, una vez que estuvo enfrente, intentó una y otra vez abrirla pero las manos le temblaban tanto que la llave se le caía o ella lo metía mal. Mientras esa horrenda carcajada de fondo, sonando cada vez más fuerte a medida que el asesino se acercaba con una lentitud tan extrema como cruel y premeditada.

Gracias a Dios consiguió por fin abrir la puerta y tuvo la suerte de que a pocas calles estaba en camino un coche de la policía. Corriendo, intentó alejarse, unos cincuenta metros de la casa viendo con asombro como el asesino no la seguía. Sin embargo, los padres de los niños pasaron con el coche; reconociéndola, pararon el coche se bajaron, yo que estaba cerca con mis amigos y nos íbamos a ir a una fiesta,   escuché la historia que te he contado. Entonces ella se montó en el coche, y se dirigieron a su casa.

La policía entró en la  casa, pero nunca encontraron al hombre, que probablemente escapara por alguna ventana, aunque la niñera le dio la descripción, lo más detallada de él.
Pero, lo que vieron aquellos agentes ese día en el cuarto de los niños les marcaría por el resto de sus vidas.
Las paredes estaban cubiertas de manchas de sangre, había tripas y vísceras esparcidas por el suelo, las tres cabezas de los chicos estaban sin ojos y separadas de los cuerpos y, junto a otras atrocidades de la escena del crimen, se habían encontrado unos pañuelos que a modo de mordaza habían impedido que los gritos de sus víctimas sonaran en toda la calle. La niñera al estar viendo la televisión con el volumen muy alto nunca escuchó nada y el psicópata aprovechaba los pequeños “descansos” mientras torturaba y asesinaba a los niños para llamarla por teléfono y reírse de el hecho de que a escasos metros estaba acabando con la vida de los pequeños que ella debía cuidar.
-          Estamos, en la línea, no sé la verdad quién debería haberse llevado el primer premio. ¿ Siguió viviendo la familia en esa casa después de lo acontecido?
-          No, después del espeluznante suceso, se mudaron, la intentaron vender y alquilar, durante muchos años, pero resultó muy complicado. Ya hemos llegado, ¿Conduces tú o yo?

-Lo haré yo, ya que estoy muy poco cansado, mañana si tú estás más despejado te toca a ti.
  
 A la mañana siguiente, optaron por hacer un poco de equitación ya que era temprano. Hicieron un camino lleno de montes y pasaron ríos, en el precio les entraba un picnic, por lo tanto a las dos comieron tortas rellenas de carne y verduras, regresando a las cinco para que no se perdieran ni surgiese ningún incidente, aunque delante se encontraba el guía.    

Continuará.......

sábado, 11 de mayo de 2013

El extraño amuleto (II)


Por la noche, había luna llena y el amuleto apareció ante el hermano Marcos, éste, al ver el extraño amuleto, se agachó lo miró al principio de lejos; cambió de color es decir, de marrón claro a negro. Como la otra vez, apareció de la nada una buena llamarada. Asustado lo dejó en el suelo. Él se fue de la capilla y el amuleto desapareció.
No pegó ojo, pero luego pensó que era una estupidez que algo apareciese y desapareciese por arte de magia, salvo que fuera un designio del señor.
Se durmió pacíficamente hasta que llamaron a las seis de la mañana para la misa. Esta, se celebró como cualquier día normal.

Llegó la noche; nada más terminar de dar por finalizado la misa, Marcos, empezó a recoger, cuando vio una moneda; lo recogió y cual fue su sorpresa al comprobar que era un amuleto bastante extraño, sin embargo, lo intentó dejar, pero no le fue permitido, sino que de repente hubo un incendio que empezó a propagarse, primero en los armario y luego por la puerta, no permitiendo que saliese.  Entonces el se quemó y murió.

A la mañana siguiente, todos se despertaron a las doce de la mañana, el superior, fue a la celda de fray Marcos, pero su celda estaba vacía.
Pensó que como era un glotón se había ido a desayunar, y no se había acordado de tirar de la campana.
Cual fue su sorpresa al no encontrarle allí. Preguntó al hermano que se dedicaba a mantener el fuego y le respondió que no había estado allí desde la cena del día anterior.
Fue a la capilla y allí lo halló tendido en el suelo carbonizado. Horrorizado salió corriendo como alma que lleva el diablo.
El superior mandó a dos, que fueran a la capilla y otros que hicieran un ataúd para el difunto. Fueron allí, pero no había nadie.
Extrañados, se dirigieron a ver al superior y le indicaron que no había nada. Él mismo fue allí y no había nada.
Después de rezar los rosarios por los dos desaparecidos, se pusieron en la búsqueda de ambos.

Pero el monasterio estaba como siempre. Todo en su sitio, es decir las ventanas con un tamaño minúsculo.
Los frailes, fueron a preparar en la bodega su vino, como todos los días, sin embargo cual fue su sorpresa al encontrar al hermano Marcos, por desgracia, estaba bastante consumido.

La gran depresión (XV)


En una enorme casa de la colina, un matrimonio ocupado e importante, con muchos compromisos sociales, políticos o algo así, tenían tres hijos.  Cuando salían de sus reuniones, dejaban a sus hijos con una chica de la urbanización a la que venían contratando desde cierto tiempo atrás.
La muchacha, preocupada, que era muy guapa, era una de esas chicas alocadas, felices y algo despreocupadas. No obstante siempre habían cuidado muy bien de los chicos. Así, esa noche jugó un rato con ellos y después de dormirlos fue a la cocina, se hizo unas palomitas y se recostó a ver alguna película en la televisión con el volumen alto.
Pasados algunos minutos el teléfono sonó.
-          ¿Cómo sabes tú eso, si no te encontrabas en esa casa?
-          Te lo tengo que contar, poco a poco.
-          Buenas noches, ¿Con quién desea hablar?
-         
-          Hola ¿Me escucha?...¿ Hola?
Siguió intentando obtener respuesta a duras penas podía escuchar una respiración y una especie de risa contenida de fondo; así que, irritada, cerró el teléfono con brusquedad y continuó viendo la televisión. ¿Quién sería? ¿algún idiota sin nada que hacer?, ¿un amigo suyo?, ¿un pervertido?.. En todo caso sería mejor ignorar a quien sea estuviese fastidiando al otro lado de la línea.
Pero una y otra vez seguía sonando el teléfono y aquella risa de fondo se repetía, cada vez colgaba más rápido e incluso pensó en desenchufar la línea, pero no podía hacerlo, los padres de los niños le habían dejado bien claro que en todo momento debía estar atenta a sus llamadas. Muerta de miedo y perdiendo su paciencia, llamó a una teleoperadora de la policía. Algo andaba mal con esa risitas contenidas y ella debía saber que diablos estaba ocurriendo.
Por suerte la operadora, lejos de reírse, le dijo que habían introducido una derivación de su línea en la central y todo lo que ella tenía que hacer era entretener al desconocido para que la central tuviera tiempo de localizarlo.
Quince minutos después sonó el teléfono otra vez…¿Sería él? En efecto, solo que esta vez ya no estaba la risita contenida de fondo sino una carcajada histérica, sádica, parecida a esas que a veces muestran las películas de terror de Hollywood.
-¡Pare de reír!...¿Qué le he hecho yo? ¿Por qué me hace esto?- Dijo nerviosa, irritada y con la voz al borde del llanto.
Nada, el hombre no hacía más que reírse cruelmente, con más histerias a medida que aumentaban las súplicas y la desesperación de la muchacha. No le quedó más que colgar, después de lo cual intentó en vano calmarse.
Finalmente, apenas unos cinco minutos más tarde el teléfono sonó otra vez. Esta vez los nervios fueron tales que sintió el corazón luchaba por salírsele del pecho. “No contestes, no contestes”, se dijo a sí misma aunque no pudo resistirse y contestó:
-          Habla la policía. ¡Salga inmediatamente de la vivienda! Las llamadas que recibía vienen de la otra línea de la casa en que está. Hemos mandado una patrulla, ¡Salga ya!

Continuará.....

sábado, 4 de mayo de 2013

La gran depresión (XIV)


El concurso de disfraces siguió tal y como estaba previsto y poco tiempo después quedaban dos finalistas, Sara y Cathy. La falsa sonrisa de ambas se mostraba en público era digna de un verdadero concurso de reinas de belleza, ambas tenían preparado su discurso de falsa modestia y fingida sorpresa. Lo que no esperaba de Cathy es que Sara, mientras estaban en el escenario, abriera un poco más la raja de su falsa mostrando sus espectaculares piernas y dejando embelesado al jurado masculino que no dudó en coronarla como mejor disfraz. De poco le sirvió a Cathy haber llevado ese repulsivo sapo que parecía saltar un moco asqueroso, su esfuerzo había sido en vano, y si perdía el premio a la mejor decoración, Sara se estaría restregando por la  cara todo el año.
Pasados unos minutos comenzó el concurso y nuevamente no había sorpresas, las dos casas mejor decoradas eran las de Sandra y la de Cathy. El jurado se acercó a la casa de Sara y allí empezó el verdadero festival: fuegos pirotécnicos, juego de luces sincronizadas  con la música que eran coordinados por unos especialistas coreanos que le habían costado un ojo de la cara a Sara. Una decoración que parecía salida de las atracciones de un parque de diversiones. Pero el plato fuerte fue cuando liberaron al menos 100 gatos negros que tenían enjaulados y dispuestos a hacer aparición cuando acabara la música.
-¿Dónde reside el miedo?
- Más adelante lo sabrás.
La gente quedó impresionada y estalló en aplausos, Cathy también quedó un poco preocupada, su sorpresa también era espectacular pero no esperaba competición reñida. Rápidamente se apresuró a regresar a casa para coordinar el espectáculo, diez minutos después el jurado visitaría su hogar y tenía que estar todo dispuesto.
Al llegar ordenó a los miembros de su equipo ( había bailarines y técnicos de sonido) que se colocaran en sus puestos; pero estaba nerviosa, muy nerviosa y la gente cuando se encuentra en ese estado tiende a cometer errores.
El jurado llegó y su función comenzó, la casa en una completa oscuridad se iba iluminando a trozos y en cada una de las ventanas una pantalla y un proyector colocado por detrás mostraban diferentes habitaciones en las que había asesinos, se escuchaban gritos de tortura y salpicaban la sangre o aparecían fantasmas. Sin duda Cathy había optado más por el terror que por el espectáculo audiovisual como Sara. Pero su plato fuerte estaba a punto de comenzar.
De repente y al ritmo de Thriller de Michael Jackson unas manos empezaron a salir de debajo de la tierra de su jardín. Un espectacular grupo de baile disfrazado de zombis apareció en el cementerio figurado que había en su terreno y comenzó a bailar de forma sincronizada.
Nosotros bailábamos, reíamos y grabábamos en video todo el espectáculo, sin duda todo estaba saliendo a la perfección Cathy desde lo alto de un árbol de su jardín preparaba el truco final, un conjunto de arneses atados a una rama alta servían para que ella hiciera su aparición volando sobre su escoba. Era un sistema complicado que le habían tenido que explicar más de diez veces unos especialistas en escalada que había contratado. Los nervios del momento provocaron que Cathy saltó desde el árbol para aparecer volando sobre los zombis.
 La cuerda restante se enredó en su ropa y el peso de su cuerpo comenzó a ahogarla, estaba colgando como si acabara de ahorcarse pero para su desgracia la muerte no tuvo la bondad de partirle el cuello, en su lugar, comenzó a asfixiarse lentamente mientras pataleaba luchando por su vida.
Nosotros no salíamos de nuestro asombro, pensando que se trataba de parte del espectáculo; aplaudíamos y coreábamos el nombre de Cathy. La canción terminó y la risa malévola de la canción de Michael Jackson dio el broche final a una función impresionante. Las piernas de Cathy perdieron su fuerza y dejaron de moverse. Murió ahorcada sin que nadie se diera cuenta a pesar de que decenas de personas observaban el espectáculo.
Nadie dudaba de que Cathy debía de ganar, incluso Sara reconoció en sus adentros que había sido vencida. El jurado dictaminó que era la justa ganadora el primer premio a la casa mejor decorada.
Pero nadie acudió a recoger el premio.
Mientras, nosotros nos preguntábamos donde estaba Cathy, un grupo de niños se divertía jugando con el “muñeco” de bruja que colgaba del árbol. Le tiraban piedras y caramelos, estaban tan bien hecho que ninguno se atrevió a acercarse demasiado.
Hasta el día siguiente, nadie se dio cuenta que la bruja ahorcada que había en el jardín era en realidad Cathy, quien por su rivalidad con la vecina había dado la vida para ganar el concurso.
-¡Que horror, no me extraña, que se te ha quedado grabado! Por cierto ¿Dónde estabas en el concurso de disfraces?
- Pues estaba en casa de mis amigos, que no se dieron cuenta y cuando miraron el reloj, vieron que ya no llegábamos al concurso de disfraces, a lo único que íbamos a llegar era al concurso de decoraciones de Halloween.
- La mía va a ser tan escalofriante, que yo creo que si hubiéramos hecho una apuesta la abría ganado yo.- Dijo Fergusson.
Nosotros nos fuimos a pasar una quincena en el mes de octubre para ver a unos amigos, cuando ocurrió esto era el día de Halloween por la noche.

Continuará...