domingo, 31 de enero de 2016

La Esclava de la Muerte (fin)

A la mañana siguiente, el espejo continuaba destrozado, todo lo que había hecho había sido en vano.

Le supliqué a mi jefa, que por favor se lo entregase a otra persona. Ella al ver que el espejo estaba peor de lo que estaba cuando lo trajeron, por primera vez, aceptó. Ella misma abrió los botes de pintura que yo había estado utilizando los días anteriores. Pero estaban secos.
Fue al almacén, abrió otro bote y también estaban igual. Extrañada, continuó el trabajo que tenía entre manos y me dijo que volviese al espejo y que cuando lo terminase que se lo enseñara.
Para nuestra sorpresa, abrí el primer bote y pude hacer mis mezclas y ponerme a pintar. Comenzó a llover como de costumbre. Sin embargo, a la hora de la salida, cuando dejó de llover, íbamos a apagar las luces, cuando el espejo estaba como si no estuviese restaurado.
Como todos estábamos muy cansados lo ignoramos y nos marchamos.
A la mañana siguiente, efectivamente estaba destrozado y me tuve que ponerme a restaurarlo. Empezó a llover, estuvo lloviendo esta vez mañana, tarde y noche.
Sin embargo la vida no me dejó descansar y sólo cuando fallecí pude descansar en paz.

viernes, 29 de enero de 2016

La Esclava de la Muerte (IX)

Restauré la mesa con sumo cuidado. Una media hora antes de la salida del trabajo y terminé y dije que ya había terminado. Como ayer trabajé más de la cuenta me dijo que me marchara a casa la jefa de departamento.
Al día siguiente el espejo, estaba igual de destrozado que la vez anterior. Cogí todo lo necesario y entonces se puso a llover de manera torrencial. Esta vez, iba a empezar a viajar en el tiempo cuando apareció el esqueleto con alas, con un pergamino, con una pluma, con un tintero; solo entonces pude soltar el pincel, me tendió la pluma, mojé la pluma en el tintero y para mi horror era sangre, intenté soltar la pluma, pero él me dirigió la mano hasta el pie de la página y me hizo que firmara. Cuando firmé desapareció y continué trabajando.
Paró de llover a la hora de la salida del trabajo. Dormí mal, a diferencia que ayer.

jueves, 28 de enero de 2016

La Esclava de la Muerte (VIII)

Esa noche dormí bien, como hasta entonces lo había hecho.
A la mañana siguiente me desperté fresca y preparada para comenzar un nuevo día.
Cuando llegué todos se arremolinaron al ver el espejo que había desaparecido ayer totalmente destrozado.

Por lo que me tocó empezar de nuevo, me puse la bata, los guantes, preparé las pinturas y las demás herramientas. Antes de comenzar con el trabajo pregunté si la virgen de ayer la habían robado y me dieron una negativa.
Comencé de nuevo a lijar, como la primera vez que me dieron el espejo, empezó a llover de manera torrencial; entonces viajaba por la historia y mis manos estaban ligeras para trabajar.
Mis compañeros como la otra vez, no consiguieron que saliera de que saliera del trance hasta que no paró de llover que fue a la salida del trabajo. Dormí mal.
Al día siguiente, el espejo había desaparecido, me dieron para arreglar una mesa que estaba en mal estado.

Ese día no llovió, fuimos a comer fuera para poder dar aviso a la policía  y decir que de nuevo el espejo había desaparecido

martes, 26 de enero de 2016

LA ESCLAVA DE LA MUERTE (VII)

Después de comer comenzó a llover, tan deprisa que no paraba de pintar. A la hora de la salida del trabajo, sus compañeros no conseguían que saliera de la evasión porque al principio continuaba lloviendo hasta que paró de llover.
Cuando paró y pudo salir, sus compañeros la dijeron que ya era bastante tarde, para seguir trabajando. Lavó sus pinceles, se quitó los guantes y la bata. Se fue a dormir, aunque no pudo dormir bien, ya que se despertaba y se dormía.
A la mañana siguiente, se disponía a ponerse a trabajar cuando el espejo había desaparecido. Esa mañana no llovió nada, como había bastante trabajo, la dieron para restaurar una virgen del siglo XIII.

A la hora de la comida se dio parte a la policía de que habían robado un espejo. La policía abrió una investigación.
Después de comer, prosiguió con la virgen hasta que terminó a la hora de la salida del trabajo perfectamente terminada. Al ver lo que sucedido, lo pusieron a parte donde nadie se le ocurriría mirar; solo entonces estuvieron tranquilos.


domingo, 24 de enero de 2016

La Esclava de la Muerte (VI)

A la hora de la salida del trabajo, Alejandra, la dice que ya es la hora, como no paró de llover, continué, entonces Marcelo, la puso una mano en el hombro. En ese momento paró de llover, dio un salto y casi se le cayó el pincel.
Subió a su habitación y vio la tele, como cualquier día normal. Cayó la noche, cenó como cualquier día normal y cuando llegó a la hora de dormir lo hizo tranquilamente.
A la mañana siguiente, bajó las escaleras de caoba igual que los armarios y sillas de la biblioteca, los techos eran altos. En su momento de la construcción el ladrillo era visto igual que la fachada que tenía arcos de estilo Gótico.
Cuando llegó, preparó los utensilios después de haberse recogido el pelo para que no cayera el pelo por delante, Enseguida comenzó a llover, iba tan rápido que no se enteró; estaba en otra dimensión y tenía una cara según la dijeron después que estaban asustados.
A la hora de la comida, paró de llover. Salieron por el camino de la universidad que tenía césped, después de atravesar las puertas de salida de la universidad, comieron en un sencillo restaurante.

sábado, 23 de enero de 2016

La Esclava de la Muerte (V)

-Muy bien
-Ven conmigo, que te voy a dar más trabajo.
En el almacén, Alejandra, estuvo buscando durante un rato, algún espejo que tuviera algo más de trabajo, que los anteriores. Ella y Cintia sacaron el espejo, para poder trabajar.
Fuera del almacén y que estaba en mi mesa, Marcelo, me dijo tranquilamente que haber cuanto tardaba. Sin embargo, esta vez sin llover, con todo preparado, me puse manos a la obra y terminé en treinta y cinco minutos.
Esta vez, Alejandra, que ya había rematado su trabajo, vino a ver el mío. En lugar de darme igual de sencillo que los anteriores, me dio uno que era para dos días.
Enseguida, me puse a pintar el nuevo cuadro. Sin haber comenzado a pintar, llovió, entonces me evadí, sentí que iba desapareciendo, ya no estaba en el siglo XXI, sino que me encontraba en la Prehistoria.




miércoles, 20 de enero de 2016

La Esclava de la Muerte (IV)

-El es Marcelo, a él también si no me localizas, puedes pedirle que te revise los trabajos; hasta que veamos que estás suficientemente suelta, para no tener que mirarlos.
-Ella es Sandra, tu tutora, ella por supuesto te mirará  todos los trabajos cada dos días, al principio y así paulatinamente.
-Ésta es Estefanía, como buena profesional, la puedes preguntar igual que a todos nosotros, aunque no pueda revisar los trabajos.
-Hombre, Estela, no te había visto, estaba tan atareada con el trabajo que no me ha dado tiempo a saludarte.
A las tres de la tarde, nada más entrar, me puse los guantes y la bata, preparé las mezclas, me senté en la silla y me puse a trabajar. Al principio no llovía, pero luego, comenzó a llover y empecé a evadirme. Con mano firme, empecé a pintar con suaves trazos. Una vez terminé de restaurar pintar finalizó la lluvia.

-Marcelo, ya he rematado el espejo.
-Yo también. Comprobaré que tal ha quedado.
Alejandra, al ver que los dos nos acercábamos a mi mesa, preguntó si ya había terminado. Como ella no había terminado, dejó que Marcelo lo revisase.

La Esclava de la Muerte (III)

-No gracias
Mientras estaba sentada en el banco del departamento de restauración, de lejos vi volando un esqueleto con alas. Me restregué los ojos y me fui; terminé de beber; me metí dentro.
-He estado mirando, sin tocarlo porque estaba recién terminado y me  gusta el color que has cogido es igual al del original, los trazos y todo es como si estuviera realizado en este preciso momento.
-Gracias.
-Ven, este espejo, está un poco  más estropeado que el que acabas de rematar, el anterior posiblemente un mal restaurador hubiera tardado media hora o más. Este como podrás comprobar tiene un poco más de trabajo.
-Voy  a coger, nuevas pinturas y me pongo mano a la obra.
De repente comenzó a llover, Cintia, empezó a pintar muy rápido, tanto, que, al cabo de media hora finalizó su trabajo y dejó de llover. Se acercó a la mesa de su jefa.
-Alejandra, ya he terminado.
-Estupendo, después de comer, lo reviso. Ahora te presentaré a tus compañeros.

lunes, 18 de enero de 2016

La Esclava de la Muerte (II)

-Puedes llamarme Alex, me gusta que todos mis compañeros se sientan como en casa. También me gustaría decirte, que todas las personas que hacen prácticas aquí intento que se queden.
-Gracias.
-Ahora , te acompañaré a tu mesa. Aquí tienes tu bata y los utensilios, hoy tenemos varios espejos para restaurar. Como hoy es tu primer día y hasta que vea como te desenvuelves te tocará este que está en mejor estado y tiene poco que hacer. Cuando termines quiero que me lo enseñes para ver si necesita algún repaso.

-Por supuesto,¿donde puedo colgar mi abrigo y mi bolso?
-Aquí hay un armario para meter todo. Te dejo que te pongas a trabajar, en la hora de descanso te presentaré al resto del grupo.
-¿Este pequeño cuadro es el que tengo que pintar?
-Empezarás por el pequeño; según observe lo bien que trabajas te iré dando trabajos más complicados,aunque ahora estemos saturados.
Al cabo de media hora.
-Te estaba buscando, no te encontraba, por eso he tardado en anunciarte que he finalizado, no lo he traído, porque está recién pintado y no quiero que se estropee.
-Iré a tu mesa dentro de cinco minutos.
-Voy a sacar de la máquina de refrescos alguno. ¿Quieres tú uno?- Pregunté a mi jefa. Según pasaba por la mesa de ella

La Esclava de la Muerte (I)

Me levanté, después de desayunar, me vestí y me dispuse a bajar las escaleras, de una antigua universidad. Ese día no quería llegar tarde porque era mi primer día de prácticas como restauradora, en la universidad de Bolonia.En el descansillo me encontré a mi compañera Estela, para ella era su segundo día; por suerte, ella se desenvolvía muy bien, llamando a cada uno por su nombre y andando con paso seguro hasta el departamento de Restauración de Antigüedades. Mientras nos dirigíamos allí me contó que comenzó en 1088 en Bolonia como una agrupación de estudiantes; fue iniciada por Inerio partiendo de las escuelas municipales y adquiriendo el grado de universidad; sus estatutos datan de 1317.
Cuando llegamos, mi compañera tuvo que buscar  a la jefa de departamento para hacer las debidas presentaciones.
-Hola, buenos días, te presento a la nueva ayudante, ella es Cintia. - Me presentó Estela, que era más baja que yo.
-Cintia, te presento a Alejandra. Ella es la jefa del departamento, para cualquier consulta te puedes dirigir a ella, o si no está a nuestros compañeros.
-Encantada Alejandra.- Respondí yo con mucha educación y respeto

lunes, 11 de enero de 2016

El Espejo que todo lo ve (fin)

Como el espejo le había dicho, le pidió salir. La relación no cuajó, pero al menos, esa semana, había podido hablar con alguien, porque se sentía muy solo.
El resto de la semana, no se pronunció, meditándolo se dio cuenta de que era una somera tontería, que eran casualidades.
A las dos semanas, le predijo que iba a conocer a una mujer rubia y que se iba a casar.
Al mes, nuestro don juan moderno se casó y vivió feliz.
Se me había olvidado antes de dar por finalizado esta historia que, un hombre se lo compró pero no obtuvo ninguna predicción y se lo devolvió, le pidió que le devolviese el dinero, pero él se negó, porque al fin y al cabo, el espejo, estaba en perfecto estado; le había advertido que, si quería comprarlo que lo hiciese, pero que no le diría nada, porque no estaba escogido.
Así pues, el cliente, decepcionado, se quedó sin dinero y sin espejo.Además de ninguna predicción. El pobre hombre, perdió todos sus ahorros, todo por no hacer caso al dueño de la tienda de antigüedades

sábado, 9 de enero de 2016

Juguetes

Los juguetes electrónicos, para algunos, es algo bueno, pero la verdad, es que no, porque no ayuda a que el niño tenga imaginación, tal vez, lo único bueno es que facilite al niño en su aprendizaje, pero lo mejor es y siempre será el juguete tradicional, que el niño pueda tocar y poner su propia voz.

Vosotros ¿que opináis?

EL ESPEJO QUE TODO LO VE (I)

 Tomás era dueño de  una tienda de antigüedades, en la cual, tenía un espejo que había heredado de su abuelo, cuando murió con ochenta  años. Todavía  recordaba que lo amenazaba su abuelo cuando se portaba mal.
-Cuidado, que como comas chocolate, a mis espaldas, el espejo me lo dirá.
Él no lo creyó, pensó que serían cosas de su abuelo, que siempre había sido estrambótico. Como para él, lo que decía su padre era lo correcto; también Tomás lo creyó hasta que...

Ayer por la tarde, un hombre entró, parecía un cliente que venía a comprar. Sin embargo, él se puso a contar el dinero porque faltaban cinco minutos para cerrar. Levantó los ojos, donde tenía el espejo con el marco dorado; le dijo que había un hombre que iba a robar un broche de diamantes en el armario que había dejado abierto. Extrañado, se dirigió allí, aunque estaba completamente seguro de que había echado la llave; efectivamente, el hombre estaba abriendo la puerta. Tomás le registró, le quitó el broche y llamó a la policía. Pensó que era una casualidad.
Al día siguiente, el espejo, adivinó, que iba a conocer a una mujer que iba a conocer a una mujer que iba a entrar dentro de quince minutos.
A los quince minutos, una mujer, de su misma edad,  es decir, treinta años, una pelirroja, de anchas caderas.