sábado, 9 de febrero de 2013

La Gran Depresión (II)


Al día siguiente  relató la historia del palacio estando en las escaleras que nos conduciría a la entrada.
          
-Sino recuerdo mal porque mi padre me lo contó cuando era muy pequeño empieza así:
El palacio era de 1590,  un matrimonio de jóvenes condes, se murieron sin descendencia, sin embargo, pasó a manos de unos primos, estos primos si que tuvieron hijos,  en 1790 volvió a quedar sin descendencia un matrimonio o al menos es lo que sedice, pero en este caso no solo no eran jóvenes cuando murieron si no que el palacio quedó deshabitado. Al poco tiempo, lo adquirió un matrimonio de mediana edad como regalo de bodas para su hijo. Su hijo se casó con una bella y rica heredera. Tuvieron dos hijos una mujer y un hombre. Se cuenta que el hijo se enamoró de una joven y bella criada; sus padres se negaron y le obligaron a  casarse con una de las hijas de sus amigos. El joven, derrotado, cogió un caballo y se perdió en el bosque y nunca más se supo de él. En 1930  volvieron  a comprar un matrimonio recién casado que venían de  Argentina , se  hizo rico con  una serie de negocios,tuvieron varios hijos, pero solo uno sobrevibió, debió ser el más fuerte , porque la enfermedad mató todos sus hermanos menos a él.  
Me había olvidado contarles , otra historia, que también me parece bastante  importante.
Vivió una mujer llamada lady Dorothy Walpole, que se unió en matrimonio con Charles Townshend, como muchos matrimonios fue de conveniencia, ya que tenía fama de violento y de mujeriego. Cuenta la leyenda que esta mujer le fue infiel a su esposo, porque su esposo tenía tan mal temperamento y  era un mujeriego; un día uno de los amigos de su esposo, la incitó para que pasara una noche en su cama. Cuando se enteró de que le había sido infiel, la encerró en su cuarto y nunca más la dejó salir ni para ver a sus hijos ni a nadie, siempre fue prisionera en su habitación. Tras varios años de encierro, murió en 1926; desde ese día su fantasma porta un vestido café,  vaga por toda la casa en busca de sus hijos que nunca más los volvió a ver.
A su amigo, le dejó de hablar, y empezó a hablar mal de él en el círculo de amigos, eso hizo que sus amigos y todo el mundo le dejaran de hablar, preguntaron por su mujer, pero les respondió que estaba encerrada en un psiquiátrico, porque se había vuelto loca.
-Lo que no entendemos que tiene que ver eso con esta casa.
- Es muy sencillo, cuando murió vinieron nuevos inquilinos, eran jóvenes como ustedes, con hijos muy pequeños, diría yo, el caso, es que al poco tiempo, la pusieron en venta.
- ¿Qué pasó con este joven matrimonio y con sus hijos?-  Preguntó Diego intrigado.
De repente escucharon unas voces, de hombres y gritos de terror de un hombre.
-          No por favor suelténme, hablaré lo juro.
-Deberíamos ir a ver de donde proceden esas voces- Dijo Diego.
Según van llegando a las mazmorras, empiezan a dislumbrar las espaldas de unos soldados, que están a punto de rasgarle la ropa, para darle latigazos.
- No por favor, no fui yo.
-¡Que horror!
- Como continuén la piel la va a tener tiras.- Dijo Sara, asqueada y tapándose en el pecho de su marido.
-¿Cómo pudieron ver esto y mantenerse tranquilos?- Preguntó Henry
-Tal vez, porque pensaban que lo mejor sería estarse quieto, por lo que pudiera pasar.-Respondió Jeremy. ¿Por donde iba? A ya se…

- Será mejor que lo llevemos al potro.
Abrieron la puerta de la cárcel, le pusieron los grilletes, tenía la piel llena de cortes con los latigazos que le sangraban, según iban pasando dejaba una hilera de sangre a su paso.Le arrastraron entre dos soldados a la sala de torturas, porque casi no se mantenía en pie.
-Hablaré lo juro.
-Empieza, o si no te colocaremos  en el potro hasta que hables.
Igual que había venido la visión desapareció, Diego y Sara respiraron tranquilos.
-La verdad es que no lo se, perdonen, pero mi horario ha terminado, si lo desean, mañana a las diez de la mañana les preparo el contrato de venta, aquí tienen la dirección y mi nombre.
-¡Que morro!, no les contesta.
-Si no lo sabe no puede contestarle- Respondió Jeremy
-O no quiere.- Saltó Lois
-Da lo mismo, lo único que importa es que se despidió de ellos. El  caso…
- Hasta mañana a las diez.- Dijo Diego estrechando la mano al vendedor.



-La verdad, me parece un palacio maravilloso, pero lo cierto es que deberíamos irnos porque parece que está anocheciendo.- Dijo Sara.
- Ah,  por  cierto se me olvidaba decirles que si miran a la derecha fuera del palacio, verán  un bosque es un sitio muy bonito, mañana pueden ir a pasear, es una parte de la sierra, tiene grandes cataratas; hay que tener cuidado con las cuevas porque hay muchas que son profundas y otras están tan incrustadas en la roca que si no eres un buen escalador no puedes subir. Les recomiendo que en lugar de ir en coche, vayan de otra manera.
-¿Qué es eso?- Dijo Diego.
- ¿El que?-Preguntó Sara.
- ¿No lo veis?- Dijo Sara poniéndose delante de su marido.
-Ver ¿el que?- Preguntó Diego
- El hombre de la cárcel otra vez está ahí, pero lo mejor o peor de todo, es que está con ropa, hay una mujer joven con el pelo recogido, de la misma edad que él, tiene pinta de que es una campesina porque tiene la piel curtida, está suplicando, mientras agarra de la chaqueta de unos soldados suplicando clemencia, pero ellos lo ignoran, le quitan la camisa, le cuelgan boca abajo para azotarle con un látigo que tiene pinchos, para clavárselos en el pecho  hasta que hable. Lo he leído en alguna revista de historia creo. – Dijo Sara muy nerviosa y asombrada a la vez.
- ¿De verdad ocurrió o te lo estás inventando todo para asustarnos?- Preguntó John aterrorizado.
-Según lo que me contó mi hermana, es cierto, si ella o la persona que se lo relató lo hizo, no lo sé.- Respondió Jeremy.
-Yo no veo nada, dijo el agente inmobiliario.
-Tampoco yo, respondió Diego, un poco extrañado, por lo que acababa de oír.
En ese momento, cuando Diego por si acaso, fue a ver por uno de los cristales de la casa, la visión de su mujer desapareció.
- Muchas gracias, cogeremos su consejo y nos iremos a ver esta parte de  Lake Districk.- Le dijo esto Sara- mientras le estrechaba la mano.
- De nada, a sido un placer, además si piensan comprar este palacio, deben conocer todos los rincones del pueblo.- Le respondió mientras le estrechaba la mano.

Continuará......

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