sábado, 16 de febrero de 2013

La Gran Depresión (III)


A la mañana siguiente,  en la agencia inmobiliaria del pueblo.
-          Que puntuales son ustedes, bien, aquí tiene su contrato; en este espacio justo a pie de pagina, firmen ustedes, y la tendrán dentro de una semana.

-          Hemos pensado que antes de firmar el contrato de compra, desearíamos volver a verla más despacio.

-          Por supuesto, no tengo ningún inconveniente, cojo mis llaves y nos vamos.

En la carretera, ya casi en el camino que está cercano a la casa.

-          Mira ahí hay  un hueco para aparcar el coche sin que haya problemas, de que se meta la rueda del coche.

-          Si, además, de que no ha llovido, podemos dejarlo aquí, sin temor a que no podamos sacarlo.

-          Mira cariño, ya está aquí el vendedor, acerquémonos.

-          Siento la tardanza, pero me acaban de llamar, y claro, tal y como están las multas, no es plan de que te pongan una.- Dijo mientras buscaba en el bolsillo del pantalón, según  se iban aproximando a la verja oxidada.

-          Ya hemos llegado. Dijo sacando las llaves del bolsillo y abriendo la verja que chirriaba.

-          Me encanta esta parcela es muy grande.- Dijo Sara

-          Si no le importa, antes de entrar, queríamos observarla.

-          Mientras lo hacen, voy a realizar una llamada.

-          Vayamos a ver que nos encontramos, me parece que esto es un cobertizo- Dijo Sara.

-          Tienes toda  la razón y si no me equivoco, estas son las caballerizas._ Dijo Diego

-          Podríamos comprar caballos, criarlos y montarlos, empleando a un caballista.- Dijo entusiasmada Sara.

Mientras que están hablando, se presenta el vendedor, sin que lo hayan percatado.

-          Por lo que veo están muy entusiasmados.
-          Pero; aún así queremos seguir viendo la casa.
       -Abriré ahora esta puerta y no la principal como había planeado.
-Como ya le dije la otra vez esta es la cocina, como pueden ver el suelo no necesita modificación, el grifo corre perfectamente si desea abrirlo.
- Así es, además no puedo creer, que no salga nada de barro, ni las tuberías estén obstruidas, como debería de pasar.
-Continuemos, aquí tenemos otra habitación, esta habitación es bastante espaciosa.
-          Por aquí podemos subir al desván. Ven aquí, hay un gran ventanal.

-Bajando por estas escaleras, bajamos a las habitaciones del ala izquierda  que como podrán observar también son bastante grandes.

-          Si continuamos por el corredor continuamos con el ala de las habitaciones de  los criados, no son tan grandes como las otras habitaciones, pero lo suficientes para que entren dos camas una mesa, armario, todo lo que deseen poner.

Ya en la habitación que está mas cercana al pasillo.

-           Si que es grande, la verdad. Además de tener ventanas aunque sean más pequeñas.
¿Hay servicios? Por que si hay , todavía no nos lo ha enseñado.

-          No, tendrán que hacer reformas, de todas formas, con la cantidad de habitaciones que hay no pasa nada, porque pongan un servicio por cada habitación.

-Estoy de acuerdo.

-          Entonces, aprovechando que es temprano, pasemos a firmar el contrato, para poder hacerle entrega de las llaves.

-          ¿Aquí?

-          No, tenemos que ir a la inmobiliaria.

-          Entonces vamos bajando, para poder ver.

-          Como en este caso, la van a comprar no lo haré, es más bajaremos los tres.


Ya fuera de la casa.

-          La verdad, cariño.- Dijo Sara abriendo la puerta del coche del copiloto. Tengo ganas de poder venir a vivir aquí.
-          A mi me pasa lo mismo.

En  la  inmobiliaria.

-          Aquí está el contrato, firmen aquí y aquí. Aquí firmo yo. Esta es para ustedes la copia y el original me lo quedo yo, como estipula el contrato me dan ahora tres millones euros.

-          Tenga, le entrego un cheque por valor de tres millones de euros.

-          Muy bien,  y yo le hago entrega de las llaves. De todas formas, para que no desconfíen de esta inmobiliaria, iremos si quieren ahora a probar las llaves.

-          Encantados.

-          Pues yo no me creo que nadie tenga dinero suficiente para  comprar un palacio en estos días.

-          ¿Qué quieres que te diga? – Puedes creértelo o no, yo te cuento únicamente lo que mi hermana…

-          Si, ya se lo que tu querida hermana te ha contado.

-          Pero ¿ Es real o no?- Preguntó Lois con curiosidad.

-          Según ella, es verídico, pero en fin como iba diciendo…
Mientras el vendedor cierra la puerta, porque sus compañeros, no están.

-          Es un hombre encantador.
Si a mi me lo parece, pero tienes que tener en cuenta que lo hace para atraer al cliente, no para hacer amigos.





Continuará..........

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