Por la noche, había luna llena y el amuleto apareció ante el
hermano Marcos, éste, al ver el extraño amuleto, se agachó lo miró al principio
de lejos; cambió de color es decir, de marrón claro a negro. Como la otra vez,
apareció de la nada una buena llamarada. Asustado lo dejó en el suelo. Él se
fue de la capilla y el amuleto desapareció.
No pegó ojo, pero luego pensó que era una estupidez que algo
apareciese y desapareciese por arte de magia, salvo que fuera un designio del
señor.
Se durmió pacíficamente hasta que llamaron a las seis de la
mañana para la misa. Esta, se celebró como cualquier día normal.
Llegó la noche; nada más terminar de dar por finalizado la
misa, Marcos, empezó a recoger, cuando vio una moneda; lo recogió y cual fue su
sorpresa al comprobar que era un amuleto bastante extraño, sin embargo, lo intentó
dejar, pero no le fue permitido, sino que de repente hubo un incendio que
empezó a propagarse, primero en los armario y luego por la puerta, no
permitiendo que saliese. Entonces el se
quemó y murió.
A la mañana siguiente, todos se despertaron a las doce de la
mañana, el superior, fue a la celda de fray Marcos, pero su celda estaba vacía.
Pensó que como era un glotón se había ido a desayunar, y no
se había acordado de tirar de la campana.
Cual fue su sorpresa al no encontrarle allí. Preguntó al hermano
que se dedicaba a mantener el fuego y le respondió que no había estado allí
desde la cena del día anterior.
Fue a la capilla y allí lo halló tendido en el suelo
carbonizado. Horrorizado salió corriendo como alma que lleva el diablo.
El superior mandó a dos, que fueran a la capilla y otros que
hicieran un ataúd para el difunto. Fueron allí, pero no había nadie.
Extrañados, se dirigieron a ver al superior y le indicaron
que no había nada. Él mismo fue allí y no había nada.
Después de rezar los rosarios por los dos desaparecidos, se
pusieron en la búsqueda de ambos.
Pero el monasterio estaba como siempre. Todo en su sitio, es
decir las ventanas con un tamaño minúsculo.
Los frailes, fueron a preparar en la bodega su vino, como
todos los días, sin embargo cual fue su sorpresa al encontrar al hermano
Marcos, por desgracia, estaba bastante consumido.
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