viernes, 25 de noviembre de 2016

El Reloj del ayuntamiento (VIII)

-Pasen agentes, no se queden en la puerta
-Gracias
-Si quieren sentarse, ¿algo de beber?
Los dos agentes se sentaron y aceptaron los cafés. Efectivamente, un hombre demasiado bajo, para los zapatos que calzaba y bastante desaliñado, habían estado discutiendo sobre que cifra había que destinar para comenzar con el negocio. No se ponían de acuerdo, pero cada uno siguió por su lado con una cara larga y con la lengua como si se la hubiesen cosido.
Continuará....

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