Ayer por la tarde, a las cinco de la tarde, vi como robaban
a una señora en la calle Atocha, me quedé estupefacta al ver a un hombre de
cincuenta años con el pelo largo, chaqueta de cuero, pantalón de cuero, correr
por medio de la calle. Grité para que llamaran a la policía, porque han robado
el bolso a una señora. Un señor que me ve me dice.
-
Señora, se encuentra bien, quiere un vaso de
agua.
-
No gracias, aunque pensándolo bien, si porque
necesito tomar mis pastillas para el corazón. Con el calor que hace.
-
Ya viene la policía.
-
¡Por fin!.- Dijo muy contento un hombre.
-
Buenas tardes, señora ¿podría decirme que pasó?
-
Estaba sentada en un banco, cuando de repente
observe como un señor de cincuenta años, con el pelo largo, chaqueta de cuero,
pantalón de cuero y cicatriz en la mejilla derecha, robaba el bolso a una
anciana que iba muy despacio andando con su bastón.
-
Mirad, ahí esta.
-
Alto a la autoridad
El ladrón disparó.
Todos nos aterrorizamos al comprobar no
sólo que habían disparado, sino que había herido a uno y a otro le habían
herido mortalmente. Un señor que pasaba le puso la zancadilla; otros agentes se
abalanzaron, pero no lo consiguieron, un poco más adelante, otro señor le puso
la zancadilla y le dio un puñetazo en la nariz, cuando veía que iba cayendo
poco a poco, entonces unos agentes que había cerca le detuvieron. Dando gracias
al señor. La señora por su parte le dio las gracias, además viendo que el
primer hombre se disponía a levantarse, le dijo en voz muy alta ”gracias”.
Así fuer como terminó todo
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