- Así, también queremos hacer obras en el techo,
que eso es lo más importante.
-
¿Quieren que como la piscina siga el modelo original de la casa?
- Así es.
- Muy bien dentro de una semana, tendrán noticias
mías.
Una vez que se hubo marchado el albañil.
-
Vamos a hojear que necesita el desván.
En el desván.
-
No me acuerdo de que hubiera un perchero.
-
No lo había.
-
¡Que raro!, bueno; nosotros a lo nuestro.- Pensó Sara.
-En
esta parte, hay que arreglar la parte de la izquierda del techo.
_En
esta habitación nada, en esta otra tampoco, en esta otra la contraventana.
-Vayamos a comer, y mañana continuamos.
- Yo
también lo creo, estamos exhaustos, eso es lo que pasa.
En el
coche.
-Que raro, en la casa nos encontramos un perchero
y ahora nos encontramos con que no arranca el coche, en fin esperaremos.
Después de intentarlo durante un buen rato. Por fin ha arrancado. Se había
calado simplemente
-
Siempre tiene que haber una primera vez para todo, ahora iremos al hotel a cenar antes de
que nos pase la cena, después descansaremos, daremos un paseo mañana por la
mañana, veremos todo lo que teníamos que ver, aprovechando que están ocupados,
y lo veremos todo con otros ojos.
-¿Qué es eso? – Dijo mirando al suelo Sara.
- Parece un rompecabezas bastante antiguo. Lo
cogeremos de recuerdo.
-La verdad lo podríamos enmarcar.- Dijo Diego que
le gustaba las antigüedades.
-El color de
la madera es bastante bonito, hace aguas. Voy a recogerlo para
llevárnoslo.- Dijo agachándose para cogerlo.
Cuando montan en el coche, oyen un ruido, pero no
hacen el menor caso. Cuando llegan, suben a su habitación Sara deja el bolso y
se bajan a dar un paseo.
Según el sol va desapareciendo gradualmente, para
dar paso a la noche, ven desde lejos, en una antigua casa, toda de madera, en
el porche, una muñeca sentada en un
balancín, según pasan por la puerta aparece una niña recoge la muñeca y el
rompecabezas. Como no están muy seguros, porque ellos lo habían dejado en el
hotel, cuando se van a acercar lo suficiente desaparece la niña con la muñeca, el rompecabezas.
Como ya es de noche, regresan al hotel, van al
hotel, suben a su habitación porque es muy temprano para cenar; al meter la
llave en la cerradura, se dan cuenta de que alguien ha entrado porque no ha
hecho falta el girarla. Rápidamente, registran todas sus pertenencias para
comprobar si falta algo, todo está en orden lo único que ha desaparecido es el
rompecabaezas.
A la hora de la cena, bajan a cenar, se ponen una
mesa cercana a la ventana, a ver si se acerca, la niña rubia con ojos azules,
el pelo trenzado con un lazo de color rosa de unos ocho años de edad, con un
vestido de lunares.
Se sientan, pero todo está en silencio, lo único
que se oye son las conversaciones transcendentales de la gente, los ruidos de
los cubiertos y los pasos de la gente al entrar y salir.
Mantienen una conversación tranquila, mientras
esperan a que se enfríe la comida que se nota que está recién hecha.
Cuando terminan la cena, suben a su habitación,
abren con la llave, porque esta vez, no está abierta, dejan la llave encima de
la mesilla.
Sara se dirige a su bolso que se sitúa encima de
la cama, sin embargo el bolso esta vez
está cerrado. Lo abre y allí está el
rompecabezas.
Extrañada y con cara de preocupación, siente la
mano de su marido en su hombro.
-No te preocupes cariño, estamos cansados, mañana
lo veremos con toda claridad, además disfrutaremos con la visita del castillo y
nos olvidaremos de los extraños acontecimientos acontecidos hoy.- Le dijo de
forma tranquilizadora.
-
Eso espero.
-
Ahora a dormir.
A la mañana siguiente.
-Señorita,¿
donde está el castillo?
-
Tienen que seguir todo recto, hacia arriba, luego girar a la derecha, todo
recto y otra vez a la derecha, deberían ir en coche porque está muy retirado de
aquí.
-Muchas gracias,- Dijo Sara, que acaba de terminar
de masticar, un trozo de vanana cinnamon bread. Mientras Diego mantenía la boca
cerrada, porque tenía la boca llena y estaba masticando un trozo de bizcocho de
dos pisos con mermelada de fresas por medio y cubierto de azúcar glas.
Cuando terminaron, su desayuno, se levantaron de
la mesa, cogió Sara el bolso, cogiendo el coche que estaba al lado del hotel.
-Me parece que el cartel pone a la derecha, si es
por aquí. Ahora por la izquierda, ahora todo recto, ¡mira ahí está el
castillo!- Dijo Sara, alegremente
-¡Que bonito es! Parece que es roca caliza y las
almenas tienen forma redonda con ventanas pequeñas, además tienen una enorme
puerta de madera, aunque es muy sencilla.
-Más bonito será en cuanto entremos.
- Ahora tienes que girar a la derecha. Ya hemos
llegado. Puedes aparcar ahí, cerca del castillo.
- No entiendo como no han asfaltado este camino,
porque, aunque no tiene piedras, pero el camino tiene arena.
- Yo creo, cariño, que al ser un pueblo que poca
gente conoce no hay mucho turismo, aunque es un castillo que está muy bien
conservado; si te fijas todas las piedras están en su sitio, lo que no
entiendo, es por que no han hecho un parador; seguramente, cuando entremos, lo
sabremos.
- Si,- Dijo Sara. Mira abajo, el foso es enorme.
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