Como era temprano, y no se habían llevado comida,
cogieron el coche, se fueron al pueblo, lo dejaron en la puerta del hotel y se
fueron a la cabaña de piedra, con techo de paja. Entraron y como ellos
esperaban había todavía bastantes mesas, no tuvieron que esperar en el bar, y
sentarse en una de las mesas cerca de la chimenea de piedra, con unos troncos
grandes dentro.
No era el típico restaurante, sino lo que a ellos
les gustaba era la comida y que allí se podía comer carne de ciervo, la
gigantesca chimenea de diferentes piedras, unas eran más grandes que otras, las
paredes estaban recubiertas de piedra, en las zonas que no había llegado la
piedra, de ladrillo visto o de madera, sobre todo el techo era de madera, la
escalera sencilla también era de madera muy rústica; los servicios eran de
madera sin pulir igual que los espejos del servicio de señoras, las ventanas
eran muy pequeñas y muy rústicas.
Parecía que en este pueblo los años no hubieran
pasado. La comida estaba servida en fuentes de arcilla; los vasos también eran
de arcilla sin ningún dibujo, la cesta del pan de mimbre. Las sillas también
eran bastante rústicas.
Tuvimos que esperar bastante rato, para empezar a
comer, sin embargo la espera mereció la pena, la carne de ciervo era excelente,
la salsa con pimienta, no estaba muy picante, las patatas no estaban ni muy
hechas ni muy crudas, es decir en su justa medida.
La carne se partía con mucha facilidad, casi no
tuvimos que utilizar el cuchillo de sierra que nos habían traído. A cada
bocado, nos deteníamos por miedo a que se terminase muy rápido, las patatas
estaban tan buenas que nos pasaban lo mismo. Comimos tan despacio, que la
comida se nos enfrió. Cuando terminamos, tomamos un postre típico de ellos era una tarta
llamada Apple Crumble, como es normal le preguntamos que contenía por si no nos
gustaba, nos dijo que se prepara con manzanas, a las que se recubre con una
masa de harina, mantequilla y azúcar, todo ello se introduce al horno. Se suele
servir acompañado de natillas, helado o compotas de diferentes frutas; además
nos comentó que sentía mucho el tener que esperar tanto el postre pero es que
tenían que hacerlo porque se sirve caliente tras una comida, nosotros le
tranquilizamos. Nada más pedir la cuenta, nos dijeron que había una iglesia,
que era muy bonita, en la cual, se contaba que una de las mujeres que se las
condenó como bruja era una de ellas y maldijo la iglesia de tal modo que la
iglesia dejó de utilizarse por temor a que la maldición se cumpliera. Solo se continuó utilizando para juzgar a las
brujas, la iglesia que tenían en el pueblo era la que utilizaban para rezar. En
cuanto se terminó los juicios de las libres pensadoras, se cerró la iglesia y
fue abandonada. Les dimos las gracias y nos fuimos.
Como tenían en mente el ir a otro pueblo, dejaron
la iglesia para otro día. Visitaron los
Canales de Midland que era mucho más grande que donde se hallaban
alojados, empezaron, pero viendo que tenían una red de canales que se extiende
entre Worcester ,Nattingham yChester. Visitaron el acueducto de Bearley, al
nore de Startford upon Avon, que atraviesa la carretera y el ferrocaril, así
como el Farmera Bridge de Birgnham. Este último, en pleno centro de la ciudad,
posee una serie de esclusas impresionantes. Comieron en un restaurante que era
de estilo victoriano cerca de las numerosas casas de bellísimos jardines un
pastel del pastor, que es un guiso de carne de verduras cubierto de puré de
patatas al horno ; bebieron en unos vasos altos una cerveza de fermentación
alta. La verdad es que daba pena el irse, porque los techos eran muy altos y
las sillas eran muy cómodas,
Después se fueron
a ver el castillo de Warwick Castle, rodeado de césped a la sombra de
los robles; el Anne Hathaway Cottage cuyo parque reproduce un jardín del siglo
XVI, y el Snowhile Mannor que se encuentra entre jardines cerrados y muy
floridos.
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