lunes, 1 de abril de 2013

La Gran Depresión (X)


Buscaron unas escaleras, pero la luz se fue. Esperaron pacientemente, durante varios días. Al cabo de dos semanas, consiguieron que apareciese un alumbramiento, al rato apareció unas escaleras que les permitió subir las escaleras.
Tenían tanta hambre, porque todas sus reservas las habían aniquilado, que hicieron caso omiso de unos gritos, que en otra situación hubieran ayudado.
Llegaron a la puerta, no pudieron abrirla, solo existía una escalera que no era precisamente por la que habían subido. Bajaron por las escaleras, encontrándose la cárcel, sin embargo no había nadie, la escalera que hacía un momento se encontraba en condiciones optimas, se encontraban en pésimas condiciones. 

Tuvieron que esperar varios días para poder subir y salir; sin embargo cuando se alejaron la puerta se mantenía cerrada y bastante ajada.
Al día siguiente, cuando estaba somnoliento se abrió la puerta, cerrándose en el acto como si hubiera viento.
Empezó a anochecer cuando por  fin pudieron abrir la puerta; por desgracia, no se veía nada y las pilas se habían agotado con demasiada facilidad,  por el mero hecho de estar buscando una salida cuando estaban abajo.
Escucharon una voz, que les indicaba el camino, parecía de un hombre anciano, con las ropas raídas, y en el centro de la cabeza con un poco de calvicie. Siguieron la voz deseosos de dejar su casa y tomar el aire fresco. Sin embargo fueron derrrotados por su decepción al verse obligados como tantas veces a tener que esperar a que clareara, porque, nada más llegar apareció un angel maligno con flechas, la cara medio quemada y desgarrada, se encontraban tan cansados que deseaban dormir, pero en cuanto empezaba a cerrarse los ojos, se reía, luego les pinchaba con la punta de su flecha, otras les hablaba.
El sol empezó  a transmitir sus rayos de sol y la vida comenzó, salieron como pudieron debido al cansancio de la mala noche que pasaron, por no decir que no la tuvieron ni siquiera.
Desandaron y se fueron  por el camino de la derecha, llegaron al reyano y subieron las escaleras, aunque pedían a voces que se quedaran donde se encontraban.
Áun así lo hicieron, precisamente en ese momento comenzaba la jornada laboral de sus trabajadores. Por suerte no se cruzaron con ellos.
Una vez que hubieron salido, se dirigieron al bosque a recoger sus bicicletas. Al no hallarlas, se extrañaron y empezaron a buscarlas, pero no las encontraban por ningún sitio. Fueron a la cascada, donde antes había un pozo, pero parecía como si nunca hubiera existido.
Se les ocurrió la idea, de que probablemente, los dueños habían ido a recogerlas y les multarían por no traerlas a tiempo.
Entonces se fueron cerca del lago y decidieron seguir por ese camino hasta llegar por el lugar donde antes habían ido.
Les resultó más fácil de lo que pensaban al darse cuenta que en la zona de la izquierda había menos árboles, menos arbustos, menos ramas, las hojas eran menos verdes. Entonces como la otra vez, empezaron a andar muy despacio para no caerse. Como la otra vez, para no perderse, iban mirando los árboles, si continuaban siendo del mismo color , vieron muy cerca un lobo y un zorro, siguieron andando; miraron hacia arriba y de repente, se tiro desde una rama un hombre bajo con  pies sin dedos y los talones para adelante, las cuencas de los ojos vacios; si le mirabas fijamente goteaba sangre fresca; tenía barba blanca y sombrero, en su cinto llevaba colgado una daga y en la mano un hacha de doble filo con sangre fresca. Seguramente que con esos enormes dientes había mordido, destrozado y devorado a alguien. Por suerte, pudimos escapar.  Hasta que pasado media hora llegaron hasta donde sería su futura casa. 



Continuará.......

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