Buscaron unas escaleras, pero la luz se fue.
Esperaron pacientemente, durante varios días. Al cabo de dos semanas,
consiguieron que apareciese un alumbramiento, al rato apareció unas escaleras
que les permitió subir las escaleras.
Tenían tanta hambre, porque todas sus reservas las
habían aniquilado, que hicieron caso omiso de unos gritos, que en otra
situación hubieran ayudado.
Llegaron a la puerta, no pudieron abrirla, solo
existía una escalera que no era precisamente por la que habían subido. Bajaron
por las escaleras, encontrándose la cárcel, sin embargo no había nadie, la
escalera que hacía un momento se encontraba en condiciones optimas, se
encontraban en pésimas condiciones.
Tuvieron que esperar varios días para poder subir
y salir; sin embargo cuando se alejaron la puerta se mantenía cerrada y
bastante ajada.
Al día siguiente, cuando estaba somnoliento se
abrió la puerta, cerrándose en el acto como si hubiera viento.
Empezó a anochecer cuando por fin pudieron abrir la puerta; por desgracia,
no se veía nada y las pilas se habían agotado con demasiada facilidad, por el mero hecho de estar buscando una
salida cuando estaban abajo.
Escucharon una voz, que les indicaba el camino,
parecía de un hombre anciano, con las ropas raídas, y en el centro de la cabeza
con un poco de calvicie. Siguieron la voz deseosos de dejar su casa y tomar el
aire fresco. Sin embargo fueron derrrotados por su decepción al verse obligados
como tantas veces a tener que esperar a que clareara, porque, nada más llegar
apareció un angel maligno con flechas, la cara medio quemada y desgarrada, se
encontraban tan cansados que deseaban dormir, pero en cuanto empezaba a
cerrarse los ojos, se reía, luego les pinchaba con la punta de su flecha, otras
les hablaba.
El sol empezó
a transmitir sus rayos de sol y la vida comenzó, salieron como pudieron
debido al cansancio de la mala noche que pasaron, por no decir que no la
tuvieron ni siquiera.
Desandaron y se fueron por el camino de la derecha, llegaron al
reyano y subieron las escaleras, aunque pedían a voces que se quedaran donde se
encontraban.
Áun así lo hicieron, precisamente en ese momento
comenzaba la jornada laboral de sus trabajadores. Por suerte no se cruzaron con
ellos.
Una vez que hubieron salido, se dirigieron al
bosque a recoger sus bicicletas. Al no hallarlas, se extrañaron y empezaron a
buscarlas, pero no las encontraban por ningún sitio. Fueron a la cascada, donde
antes había un pozo, pero parecía como si nunca hubiera existido.
Se les ocurrió la idea, de que probablemente, los
dueños habían ido a recogerlas y les multarían por no traerlas a tiempo.
Entonces se fueron cerca del lago y decidieron
seguir por ese camino hasta llegar por el lugar donde antes habían ido.
Les resultó más fácil de lo que pensaban al darse
cuenta que en la zona de la izquierda había menos árboles, menos arbustos,
menos ramas, las hojas eran menos verdes. Entonces como la otra vez, empezaron
a andar muy despacio para no caerse. Como la otra vez, para no perderse, iban
mirando los árboles, si continuaban siendo del mismo color , vieron muy cerca
un lobo y un zorro, siguieron andando; miraron hacia arriba y de repente, se
tiro desde una rama un hombre bajo con
pies sin dedos y los talones para adelante, las cuencas de los ojos
vacios; si le mirabas fijamente goteaba sangre fresca; tenía barba blanca y
sombrero, en su cinto llevaba colgado una daga y en la mano un hacha de doble
filo con sangre fresca. Seguramente que con esos enormes dientes había mordido,
destrozado y devorado a alguien. Por suerte, pudimos escapar. Hasta que pasado media hora llegaron hasta
donde sería su futura casa.
Continuará.......
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