lunes, 23 de mayo de 2016

Por el Poder de la vida, por el poder de la muerte (I)

Era una noche lluviosa, cuando tres amigos, entraron por la puerta de una antigua guardería abandonada. Uno de ellos, Ricky, que era el más osado, alto y con mucha fuerza, consiguió abrir la puerta.
Al entrar, un olor a cerrado y a humedad le dio la bienvenida. Según andaban por el pasillo de la derecha, el olor tan penetrante de la muerte y de los peligros, te hacía compañía, como un buen compañero de viaje.

Entraron en la primera habitación, les recorrió ese sentimiento de culpa,  por no haber estado allí, cuando no había telarañas y los niños podían jugar y las cuidadoras cambiarles los pañales. Antes de que, les prestase un asesino, entrase  por la puerta y matase a todos.

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