miércoles, 9 de agosto de 2017

Cuando estaba ensillando los caballos y preparando el carruaje, el marido de la amiga de la Señora, entró para preguntar si había visto a su mujer. Esperó a que su marido se metiese y el cochero les hizo una señal para que montasen. A la hora regresó el cochero sin ellas, dejándolas en una hostería, sin que no tuviera ningún conocimiento más. Desenganchó el carruaje y dejó a los caballos silenciosos como testigos en las cuadras. En la bodega de la hostería, se pusieron los hábitos de unas monjas y llevaron comida para todas.

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