viernes, 25 de agosto de 2017

Durmieron en el barco, comieron las provisiones que había. Una de las marineras, se percató de que llegaba un barco; cogieron las armas y esperaron hasta que desembarcaron. Comprobaron que tenía esclavos. Bajaron del barco, muy despacio, una vez en tierra, se dirigieron hacia donde estaban los hombres que tiraban de los esclavos para venderlos. El hombre que iba el último para vigilar a los presos; una de las marineras, le cortó el cuello. Con cautela, se deslizaron hasta coger por sorpresa al otro hombre que llevaba las telas.

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