Una mendiga de unos catorce años,  la preguntaron si quería formar parte de una tripulación; le respondió que sí, se informó de si ya tenía un barco. Le explicó que estaban en ello cuando las  detuvieron unos soldados. Se ofreció a sacar a su compañera; pero antes, fue a ver a una mujer, que no solamente la ayudaría a introducirse en la cárcel; sino también, podía contactar con otra persona para robar un barco.
 
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