jueves, 16 de junio de 2016

La Calavera Infernal (fin)

El sábado, su madre, se fue a pasear sola; sin su dama de compañía. Extrañado aún más, la siguió de lejos. Reconoció al temible narcotraficante de esclavos. Le besó en  los labios y él le entregó la deseada joya, con unos picos en la piedra. Además de un pape. Decidió tenderle una trampa para el lunes.

Para ello, Richard, le mandó recado porque, según él los esclavos eran obedientes y educados. George, que era un hombre de negocios; llegó y uno de los esclavos que aún no tenía dueño, testimonió contra él, con la condición de que no le encarcelasen, ahorcasen y fuera libre.

El tribunal  le ahorcó a George por ladrón, y por mancillar el nombre de una buena mujer

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