domingo, 5 de junio de 2016

La Calavera Infernal (III)

Como todos los jueves, ese ere el día, inexplicablemente el que más trabajo había. Después de desayunar, pasaba por delante del despacho de su padre y al observar la puerta cerrada, cosa muy rara en él, porque salvo para repasar la correspondencia y cosas de muy poca importancia; no solía utilizar ese despacho con una gran mesa de nogal ribeteado en las patas, con una gran silla y unos bonitos tinteros de plata.

Decidido a saber que ocurría coloqué la oreja detrás de la puerta, aprovechando que ninguna criada limpiaba.
-¿Dónde está mi joya o para ser más exacto, la joya que hice que engarzar en mi collar de ágatas?- Preguntó Tiffani.
-¿Cómo osas reclamarme a mí, a mí, que te saqué del prostíbulo, si del prostíbulo? ¿recuerdas? ¡del prostíbulo, del cual llevabas las cuentas! de no haber sido por mí, una de dos, o te hubieran colgado por ladrona, o te hubiera matado Rebeca, porque cuando  se lo dijiste a la dueña, que te casabas, Rebeca, una simple meretriz, que únicamente abultaba más sus pechos que su cuerpo, se le leyó en la cara; la venganza y los celos, de apartarla de su amor. ¿Qué quieres? ¿Qué te mande a Santo Domingo? sí, me he informado de tu anterior matrimonio.- Le amenazó Jason, muy enfurecido y con el estómago cerrado.

Tiffani, no replicó, sino, como si fuese una gran señora, abrió la puerta y dejó a su marido allí.

Richard, escuchó la confesión del pasado de su madre por boca de su padre. Montó en su caballo y decidió perderse entre la espesura para relajarse. Al pasar por la plaza para dirigirse a la oficina donde tenía el despacho, una mujer que estaba salazando el pescado le paró. Sin bajarse del caballo, le dijo que fuese a la caseta de vigilancia dentro de cinco minutos. Como sabía que su secreto a salvo, siguió su trayecto.

En el establecimiento, un cliente le comentó que fuese esa noche a la Calavera Infernal; luego le pidió el dinero que necesitaba.
Por la noche se fue allí, una prostituta, le colocó una nota en la mano.

No hay comentarios:

Publicar un comentario