miércoles, 8 de junio de 2016

La Calavera Infernal (V)

El sábado un mendigo alrededor de noventa años, le requirió unas monedas, Richard se negó; lo que él no esperaba es que le persiguiese, estando correctamente vestido.
-Señor, deme unas pocas monedas, a mi edad, ya ve, no puedo hacer nada; como observa, no veo muy bien.
Cuando le iba a dar unas monedas; el mendigo le agarró; susurrándole le comentó:
-Vaya dentro de cinco minutos a la Cala Azul, encontrará un frasco.
A los cinco minutos, después de que el supuesto mendigo le mandase a la cala que tenía piedras, se acercó aprovechando que su padre tenía que ver a un cliente de manera urgente.
Al llegar allí, unos hombres enmascarados, le intentaron robar; por suerte llevaba su cuchillo de la suerte. En cuanto lo sacó y le puso un puñal en el estómago, los demás salieron corriendo; a los otros los dejó marchar; salvo a él, que lo llevó a los soldados para que lo encerrasen por intento de robo.
Más tranquilo, regresó a la oficina de su padre, para hacerse cargo del negocio. Sostenía la llave para dar un giro a la cerradura, cuando el famoso aguador,  se acercó y le preguntó si quería un poco de agua. Sacó el cazo para que bebiese y le dijo que su esclava tenía nueva información.
-Señor, ¿le apetece compañía?
-¿Cuál es la nueva información?
-Tengo entendido, que unos pescadores, han robado una piedra y la victima, según  dicen la robó a una señora...
-¿Sabes donde puedo localizarlos?
-Lo ignoro, lo único que puedo transmitirle, fue lo que acabo de explicarle. Eso sí, todo hay que decirlo, para ser pescadores, tenían buena presencia, iban tan bien arreglados, como la vez, que usted me compró.

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