viernes, 10 de junio de 2016

La Calavera Infernal (VII)

El lunes Janne, estaba preparando la ruta, para un nuevo abordaje, cuando alguien le golpeó la cabeza. Al recuperarse, todas las mercancías habían desaparecido. Como era hora de que las tiendas estaban cerradas, no les quedó más remedio que esperar al día siguiente. Como no tenía nada que hacer, se disponía a bajar  a tierra, cuando sintió que las piernas no le pertenecían y los ojos no le permitían ver.
Un poco ebrias, regresaron al barco, al ver que estaba tendida en el suelo; se despejaron, ante el temor de un segundo asesinato; la tomaron el pulso; al comprobar que estaba viva, bajaron a bajo y la dejaron allí, porque ellas se sostenían, pero no con la suficiente fuerza para llevar a otra persona; después de varias copas de ron.

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