jueves, 9 de junio de 2016

La Calavera Infernal (VI)

El domingo por la noche, en el baile que ofrecía su padre; Helen, una de las hijas mayores de la familia Kingston; según bailaba, le comentó su secreto. Richard no se lo podía creer; al menos, era ella, la mujer de sus sueños y que iba a solicitar la mano; una vez hubiese finalizado la investigación; antes de comenzar otra.

-¿Sabías que tu madre, estaba casada con un traficante de esclavos?
-Lo único que sabía era que mi madre, no era la primera vez que contraía nupcias.

Intrigado le iba a preguntar que más sabía; en ese preciso instante la música cesó. Uno de los pretendientes de Helen, al escucharlo, le buscó para hacerle chantaje, él, no teniendo más remedio, le preguntó porque no mantenían la conversación en la rosaleda del jardín. Decidido a que nadie le perjudicase el matrimonio, ni que le descubriesen, le llevó por un lugar que él sabía que si estabas ebrio o por la noche, podría caerse.

Una vez hubo accedido a pasear por el jardín, el pretendiente, le preguntó si podían ir a algún lugar que estuviese más fresco. Le llevó al lugar perfecto y el que tenía en mente preguntarle; un lugar que en el menor descuido, te podías ir directo al mar, como así ocurrió. Esperó un poco, para ver si el oleaje era su aliado; como en este caso ocurrió. Luego regresó al baile

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