jueves, 18 de diciembre de 2014

La boda de Maria y Pablo, relatos de boda.

Querido lector o lectores,  os doy la futura enhorabuena, por el paso que vais a dar, también que este relato os traiga muy buenos recuerdos y os traiga buena suerte.
En el caso de los invitados,  cada día que queráis rememorar la boda a la que fuisteis invitados, deseo ante todo que sea de vuestro agrado.

*Otra cosa que tenía que decir es que vuestro amor tenga la misma intensidad que los rayos del sol y que nunca se apaguen.
Jhana  Belen
















Era verano cuando lo conocí, estaba en el quiosco de helados sentados bajo una sombrilla de la playa hace dieciocho años con mis padres de vacaciones en Gandía. Él se acercó para preguntar por una calle que mis padres no supieron responder, me agaché para sacarme la  arena de la chancla. Al levantarme  sus hermosos ojos azules como el mar se cruzaron con los míos. Me preguntó como me llamaba y me dijo un piropo, pero yo embelesada, no me salía ninguna palabra hasta pasados unos minutos,  le pude contestar que me llamaba María y en cuanto al piropo que gracias, no pude dejar de mirar sus ojos azules tan cristalinos como el mar.
Comenzamos a salir en las vacaciones, continuamos después de ellas formalizándose de tal modo que nos fuimos a vivir juntos.
Ese año, viajamos al Caribe, estando en el bungaló,  me llevó de la mano a la playa que se encontraba a pocos metros. Se arrodilló y al acto se presentaron tres violinistas; al son de los violines, sacó de su bolsillo una caja envuelta y me la entregó, con curiosidad, rompí el papel de regalo y abrí la caja, sin darle tiempo a decir nada, me arrojé a sus brazos y le respondí que si, que me casaría con él, porque sin él no era nada, ya que me sentía como una extraña si no le tenía cerca.
De regreso a España, no dejaba de observar mi anillo con un zafiro engarzado y a mi prometido, pensando en el paso tan grande que iba a dar.
Cuando llegamos fuimos a darle la buena noticia a mis padres y a los suyos  cenando en un restaurante.
Un día antes de ir al cumpleaños de mi amiga Elena, nos pusimos a elaborar la lista de bodas, al hacerla nos dimos cuenta que eran bastante invitados, pero nosotros esperábamos que no fuera todo el mundo. En caso contrario, solamente se casa, una sola vez.
Al día siguiente, aprovechando el cumpleaños de mi amiga Elena, se lo comuniqué a ellas; para no tener que ser el centro de atención lo hice antes de que comenzase la fiesta.
Aprovechando que yo no estaba,  mi novio quedó con sus amigos para tomar unas cervezas para decírselo.
El jueves   estuvimos mirando invitaciones de boda, tanto en internet como en papelerías o imprentas.
El viernes fue día de chicas, estuvimos en varias tiendas pero ninguno me gustaba.  

El sábado descansamos de los preparativos de la boda, yéndonos al cine. 

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