domingo, 14 de diciembre de 2014

Los horrores (I)

-Mira ahí, que hay algunos billetes de la Segunda Guerra Mundial.
-Muy bonito,  te crees muy gracioso. Mira que poner dos cabezas de caballo, para que son los cerebros; me parece asqueroso, te dejo con tus "billetes de la Segunda Guerra Mundial"- dijo Javier con sorna y repugnancia, antes de irse corriendo para devolverlo.
- Pero ¿que dices? Si no puede haber...
Antes de que terminase la frase Javier ya se había alejado consiguiendo salir de la casa, para llegar al bosque que se encontraba próximo.
Al girarse Jacinto, que era por continuar la tradición familiar, se giró al darse cuenta de que su compañero no le respondía; subió las escaleras llamándole sin obtener respuesta, se adentró en el bosque, entonces  le  encontró con  un hachazo en la cabeza. Continuó corriendo sin darse cuenta de que se adentraba en la espesura y encontrándose restos de cadáveres de animales y personas.
Cuando por fin consiguió llegar a su coche, las cuatro ruedas estaban pinchadas, en el sillón del conductor un cadáver con la sonrisa de oreja a oreja, con los dientes rotos y amarillos, entre medias algún ratoncillo que entraba y salía con toda la comodidad. Después de devolver, sintió un golpe en el cuello, desplomándose en el acto.

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