- No por favor, no diré nada, te lo juro- Suplicó reclinada la mujer con la mirada baja, a su marido.
-¿Te crees que soy tonto?- Preguntó a su esposa, ,mientras le pegaba con el cinturón.
-Te lo juro, nunca te traicionaría.
-¿Por qué crees que creería lo que me dice una mierda como tú, que no vale para nada? Ni siquiera para limpiar el polvo en condiciones.
-Sabes que que trabajo mucho, me levanto muy temprano, mientras tú....
-Yo ¿que?, vamos dilo. Mientras yo ¿que? te he hecho una pregunta, hazlo ahora mismo zorra.- Le gritó a su esposa con el cinturón levantado, con la camiseta adherida de sudor, con el pelo sucio y con el aliento de que se había terminado la última gota de la botella de whisky.
Los vecinos de al lado, que estaban cansados de tantos golpes y gritos, llamaron a la policía; detuvieron al marido permitiendo a la mujer y a sus hijos respirar para siempre
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