martes, 26 de enero de 2016

LA ESCLAVA DE LA MUERTE (VII)

Después de comer comenzó a llover, tan deprisa que no paraba de pintar. A la hora de la salida del trabajo, sus compañeros no conseguían que saliera de la evasión porque al principio continuaba lloviendo hasta que paró de llover.
Cuando paró y pudo salir, sus compañeros la dijeron que ya era bastante tarde, para seguir trabajando. Lavó sus pinceles, se quitó los guantes y la bata. Se fue a dormir, aunque no pudo dormir bien, ya que se despertaba y se dormía.
A la mañana siguiente, se disponía a ponerse a trabajar cuando el espejo había desaparecido. Esa mañana no llovió nada, como había bastante trabajo, la dieron para restaurar una virgen del siglo XIII.

A la hora de la comida se dio parte a la policía de que habían robado un espejo. La policía abrió una investigación.
Después de comer, prosiguió con la virgen hasta que terminó a la hora de la salida del trabajo perfectamente terminada. Al ver lo que sucedido, lo pusieron a parte donde nadie se le ocurriría mirar; solo entonces estuvieron tranquilos.


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