domingo, 24 de enero de 2016

La Esclava de la Muerte (VI)

A la hora de la salida del trabajo, Alejandra, la dice que ya es la hora, como no paró de llover, continué, entonces Marcelo, la puso una mano en el hombro. En ese momento paró de llover, dio un salto y casi se le cayó el pincel.
Subió a su habitación y vio la tele, como cualquier día normal. Cayó la noche, cenó como cualquier día normal y cuando llegó a la hora de dormir lo hizo tranquilamente.
A la mañana siguiente, bajó las escaleras de caoba igual que los armarios y sillas de la biblioteca, los techos eran altos. En su momento de la construcción el ladrillo era visto igual que la fachada que tenía arcos de estilo Gótico.
Cuando llegó, preparó los utensilios después de haberse recogido el pelo para que no cayera el pelo por delante, Enseguida comenzó a llover, iba tan rápido que no se enteró; estaba en otra dimensión y tenía una cara según la dijeron después que estaban asustados.
A la hora de la comida, paró de llover. Salieron por el camino de la universidad que tenía césped, después de atravesar las puertas de salida de la universidad, comieron en un sencillo restaurante.

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