Gatinín, entonces se escapó en un momento de descuido al no cerrar la puerta. El granjero, sorprendido, sopesó la idea de volverlo a encerrar a su única compañía.
Gatinín, al salirse con la suya, se movió por toda la granja a sus anchas. Un día, Gatinín, se fue a explorar por otras tierras, tanto viajó y viajó, que al final, cansado y exhausto de visitar, regresó a su dulce granja, con su querido granjero.
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