martes, 21 de abril de 2015

La Boda de María y Pablo (IX)

Esta vez pedimos a nuestros hermanos Davida y Eva que nos acompañasen para que en caso de duda hubiera un desempate. Sin embargo, no fue así, porque a nosotras nos gustó unos entrantes con carnes y bechamel; a Pablo y a David les gustaba más salmón con mermelada. Por lo tanto para ayudar a decidirnos tuvieron que sacar otros entrantes, uno de ellos fue ternera con manzanas y bechamel; en este caso, no hubo ningún problema. Sacaron  varios entremeses más; aunque uno ya lo teníamos. Luego pasamos al primer plato; fue salmón (fresco) con lechuga, tomate y anchoas; el segundo fue entrecot con rocquefort y patatas panaderas. Nos sacaron diversos tipos de tartas; entre ellas, una tarta de cupcakes con chocolate, nata y virutas de chocolate; tarta de queso con frambuesas, tarta de San Marcos, souflé  con limón y chocolate.
Optamos por souflé con pastelillos. El sorbete que escogimos para la ocasión fue el de mandarina.

En cuanto a la vajilla optamos una con no mucha ornamentación, un pequeño dibujo de uno pájaros, las copas eran iguales y la cubertería también; el mantel que escogimos fue un burdeos y las servilletas blancas.

Una vez hecho esto, me mandó al spa con mis amigas y no me permitió hacer nada más, porque quería que todo fuese una sorpresa. Cuando estaba preparando las cosas para ir al spa, me acerqué al ordenador de Pablo; como él se imaginó muy bien, fui a mirar porque tenía curiosidad por saber que buscaba; había puesto un videojuego para evitar la tentación.
A las seis, mis amigas se presentaron en el coche de María Luisa, le besé furtivamente, cogí las maletas, bajé las escaleras y me despedí de él durante un mes.
Durante el mes que estuve fuera, me relajé bastante de los nervios que conlleva los preparativos de una boda. Realizamos yoga, (aunque no me gusta), nos dieron masajes y tratamientos corporales; entre ellos de chocolate, tratamientos faciales de oxigenación, limpieza de cutis, tratamientos de pies y manos, manicura y pedicura.
Las comidas eran muy saludables, es decir, a base de verduras y frutas, cereales integrales, pan de centeno...
El último día decidimos que podíamos alargar el mes de chicas yéndonos a la playa. Llamé a Pablo para comunicárselo y le pareció una buena idea. Me di cuenta de que le dejaba libre.
A la semana siguiente, sin previo aviso llegué a casa, estando la casa vacía.

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