domingo, 26 de abril de 2015

La Boda de María y Pablo (XII)

Mi padre  se empezó a vestir, porque quiso esperar a que mi madre y mi hermana se hubiesen vestido para no tener que estar todo el tiempo vestido.
A la media hora llegó el fotógrafo, fotografiándome de todas las maneras; es decir, sentada en la silla de tocador, como si estuviese mirando por la ventana, la penúltima fue recostada en mi cama de dosel. La última quise que fuese agarrada a mi padre, que era mi padrino.
Antes de que saliese, la maquilladora, me tuvo que retocar el maquillaje; pues estaba sudando, así que se aproximó para retocarme el maquillaje. La peluquera me ayudó a colocarme el velo cayendo por detrás de la cola dejándome la cara al descubierto. Bajé las escaleras e inmediatamente llegó el chofer con la limusina blanca.
"Que tramposos, no me había dejado ir a elegir el coche ni el ramo de flores,¡el coche que yo quería y las flores que a mi me gustaban (rosas rojas y blancas)! Decir que nunca se me hubiera ocurrido ni a nadie que dentro de la limusina trajesen el ramo.
 Cuando fui  a entrar encontré el ramo, y claro, tuve que hacerme una foto delante del coche con el ramo y con mi madre que vestía un vestido corto de color verde manzana con un simple semi-recogido y con una pequeña pluma, con zapatos de tacón de cuatro centímetros.
Llegamos enseguida porque no cogimos tráfico y además la Finca (que es un restaurante en el que puedes celebrar el banquete y casarte) está en el céntrico Navalcarnero.
Los invitados estaban sentados dentro de la carpa, con el oficiante que vestía un sencillo vestido de tirantes de distintos tonos azules; con el pelo suelto, esperando nuestra llegada.
Mientras entraba sonaba la música de fondo, agarrada del brazo de mi padre. Delante iba las niñas tirando pétalos de rosa con vestidos rosas y con diadema de flores. Cuando llegué en el lado derecho donde estaban las sillas, me soltó del brazo y se colocó a mi lado.
El oficiante comenzó  la ceremonia diciendo el artículo correspondiente de la Constitución Española respecto del matrimonio. A mitad de la ceremonia nos indicó que nos acercásemos; pidió que nos trajesen los anillos; Cristina de diez años, se acercó con el almohadón que contenía los anillos; una de mis amigas nos deseó que nuestro amor fuera como los rayos de sol que fuera tan fuerte que durase para toda la eternidad. La oficiante se sorprendió porque no estaba preparado; una vez repuesta de la sorpresa, le preguntó a Pablo si me quería para amarme y respetarme hasta que la muerte nos separase; le respondió que sí. Le tendí la mano izquierda y me dijo que con este anillo me desposaba. Luego me preguntó lo mismo el oficiante y le respondí que sí; entonces le puse el anillo; y con ello el oficiante nos declaró marido y mujer. Pablo me dio nuestro primer dulce beso como marido y mujer

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