viernes, 24 de abril de 2015

La Boda de María y Pablo (XI)

Nada más llegar a casa, mis padres me llamaron para anunciarme que no se me ocurriera buscar ningún viaje; ya que lo tenían concertado, lo único que teníamos que hacer era llevar la documentación necesaria, por lo tanto, nos dieron la dirección para que fuéramos.
Pregunté que a donde antes de colgar para saberlo, para que cuando llegáramos a la agencia no nos quedáramos sin saber que decir. Me contestaron que a la Rivera Maya, quince días y doce noches.

Nos acercamos a la agencia de viajes para que nos dijesen lo que teníamos que llevar,  nos respondieron que no nos preocupásemos, porque como siempre eso se hacía según se iba acercando la fecha de vacaciones.
"Y ahora ¡Fijaos! ¡Es mi boda! Con el hombre de mis sueños y que amo". ¡El día más feliz!- Pensé

-María ¿Estás despierta? Han llegado la maquilladora y la peluquera, ya me han maquillado y peinado.- Gritó mi madre desde abajo.
-Dilas que suban.- Respondí abriendo la puerta de mi habitación. Al mismo tiempo que me estiraba.

Mi madre acompañó a la peluquera y a la maquilladora a mi habitación. Una vez que entraron, la maquilladora sacó los pinceles y todo lo necesario para el maquillaje; cuando me senté y la peluquera me colocó el primer rulo, la maquilladora  comenzó a maquillar. A la vez le peluquera continuaba con su labor de preparar el peinado para su debida realización; como la peluquera no tenía secador de casco, me puso rulos calientes. La maquilladora terminó el maquillaje y a los pocos minutos; la peluquera comenzaba a cardar para realizarme un moño alto con tirabuzones cayendo algunos rizos en cascada y enmarcando el rostro con unos pocos, de tal manera que la tiara los escondiese lo menos posible.

Aprovechando que ellas me estaban maquillando y peinando, mi hermana y madre se fueron a vestir, mi hermana, se puso un vestido blanco en la parte del corpiño, negro en los bajos del vestido, en el cuerpo era blanco y negro, con zapatos negros y blanco el bolso.
Enseguida regresaron a mi habitación, al ver que continuaban dentro cuando abrieron la puerta, la cerraron. Cuando salieron ellas porque ya habían terminado, mi madre y mi hermana entraron, para ayudarme a ponerme el cancan y el vestido; era de seda y de organza, con pedrería y escote de barco.

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