Manuel era un hombre de cincuenta años, con una gran calvicie frontal, de estatura media. Nuestro amigo, que estaba recién divorciado porque llevaba dos años en el paro y no buscaba ningún empleo; se aburría en casa, por lo tanto su único entretenimiento era llamar por teléfono a todos los números que eran gratuitos; es decir, pintores que te daban un presupuesto sin compromiso, fontaneros.... Todo aquel con el que se pudiese hablar. Hasta que un día, llamó a una tienda de pesca y su hijo que hacía mucho tiempo que no le veía ni hablaba, le reconoció la voz; pidió una nueva caña de pesca; un traje, una cesta....; además de que se lo llevasen a casa; su hijo, le llevó todo lo solicitado; también una escopeta y le pegó un tiro, porque le había pegado a él y a su madre; luego lo descuartizó, metió todos los trozos y se lo llevó a su madre en un saco.
La madre cuando abrió el saco, no quiso volver a casarse, viviendo así el hijo y la madre solos.
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