sábado, 15 de noviembre de 2014

El dinero (II)

Le dio la dirección del trabajo, con quien tenía que hablar.
Acababan de llegar al trabajo de ella, cuando oyeron una discusión y por último salió del despacho con una carta de despido.
Entraron en el despacho, le preguntaron como se llevaba con sus compañeros, a lo que respondió que últimamente no se llevaba muy bien con algunos, sobre todo con una empleada que acababan de despedir hacía menos de cinco minutos llamada Sarita; como la llamaba ella, antes de  ser ascendida, ya que, según ella, se lo merecía más, porque estaba más cualificada y llevaba más tiempo trabajando. Además cambió radicalmente, llegaba tarde al trabajo, no hacía lo que se le mandaba, contestaba siempre, salía antes de su trabajo, o no aparecía, les dio la dirección de ella, sin que se lo pidiesen.

Cuando llegaron, les dijo el portero que no se molestasen en subir porque se había marchado; hacía un año que estaba mirando pisos y trabajos en otra ciudad, para marcharse a vivir con su novio, se había dejado cosas aquí, porque no se lo podía llevar todo en un solo viaje. Preguntaron si sabía cuando vendría el camión de la mudanza, respondiò que vendrían a recogerlo dentro de una semana o dos.

Por la tarde del día siguiente, regresaron con guantes para registrar cuidadosamente todo, para saber si conseguían algunas pruebas, pero no vieron ningún indicio, aún así, fotografiaron todo, por si más tarde, tenían que pedir, un registro de manera formal, en su nueva dirección; cuando decidieron que no podían sacar nada más, se fueron. Cuando salieron, por suerte, no había nadie, igual que antes, no estaba el portero ni tampoco ningún vecino.
Fueron a casa de los padres de Sarita, la puerta estaba abierta y los dos habían sido asesinados y torturados. Llamaron  a sus compañeros y a una ambulancia. El forense les comentó que llevaban varias horas muertos. Se llevaron los cuerpos, al levantarlos, observaron que había un pendiente con la letra S, siguieron buscando, se dieron cuenta que en el salón no había nada fuera de lo normal; se dirigieron a la habitación de matrimonio, no se podía entrar de lo revuelto que estaba, para poder entrar tuvieron que ir cogiendo poco a poco cosas el ir mirándolas, lo que pensaron que podían ser pruebas se lo llevaban. Aún así, necesitaron una caja de bolsas, para introducirlo todo.
Terminado el registro, hablaron con los vecinos, les comentaron que el vecino del segundo, se había suicidado o al menos eso pensaban, su novia, Sarita, le abandonó por otro, también estaba en el tanatorio.

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