lunes, 10 de noviembre de 2014

Parecía que nunca llegaría el amor

Era un día caluroso, como cualquier otro día, pensó Estrella, no sabía que ese día sería un día especial para ella, no sabía, que ese día conocería el amor de su vida.

Por la tarde se arregló bien, con un vestido corto, que se adaptaba a su figura pero sin ser vulgar, sus zapatos de tacón de aguja, su cazadora de cuero negra y ajustada; se llevó su bolso-bandolera.

En la calle, cogió el autobús 118, para recoger a su amiga e ir de compras hasta que cerrasen. La idea era que cuando cerrasen las tiendas cenar, luego irse de marcha, que hacía mucho tiempo que no se iba.

En ese momento hubo un tiroteo, hirieron en un hombro a un joven de treinta años igual que ella, moreno, con barba recién recortada, ojos negros, pelo corto.
Aunque la herida no fue muy grave según le dijeron los sanitarios una vez que miraron la herida, le dieron puntos, cuando sacaron la bala, se la desinfectaron y le dejaron marchar.

Los planes se tornaron, por suerte para ella, ya que su amiga no se encontraba bien; por lo tanto, cenaron en un restaurante bastante tranquilo.

Pasados unos años, se volvieron a encontrar a la misma hora, en el mismo sitio, pero esta vez fue más agradable; los dos esperaban el autobús, también cambió que esta vez se encontraba su amiga Cristina.

Cristina, al darse cuenta de la situación subió a su piso para hablasen tranquilamente sin interrupciones; decididos por el giro de los acontecimientos, se besaron, teniendo la mala suerte de que esta vez tampoco pudo ser.

A los pocos meses se reencontraron por tercera vez, esta vez, quedaron para el viernes y el sábado, pero tampoco pudo ser, porque el lunes él se tenía que ir de viaje.

En el mes de abril, por fin comenzaron a salir de manera formal, total, que al final consiguieron irse a vivir juntos para siempre  

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