domingo, 30 de noviembre de 2014

Juntos para la eternidad

- Antes de que salga el sol iremos a la montaña donde podremos fundirnos en uno solo.

- Si por supuesto, incluso ahora, te dejaré cariño, que lo hagas.
-No, quiero que mientras te muerdo en el cuello, susurrarte bellas palabras de amor.

Ellos, que estaban comiendo unos huevos fritos dejaron el plato a medias, pagaron la cuenta y se dirigieron a la montaña de los deseos, es decir, donde los deseos, siempre se realizaban.

Llegaron andando agarrados de la mano, se dirigieron a la gruta, donde se pedían los deseos que eran muy importantes, saltaron el letrero que indicaba que no se podía entrar porque eran las ocho de la tarde, jugaron con el agua, cruzaron el río que fluía de la montaña, anduvieron por un estrecho camino de arena pegados a a la pared uno junto al  lado del otro.

Cuando llegaron a la gruta, él le empezó a besar primero lentamente, luego, con más fogosidad, de ahí pasaron a las caricias, mientras le susurraba bellas palabras de amor. Una vez hecho el amor, como le prometió, le continuó susurrando bellas palabras de amor; primero le beso en los labios dulcemente, luego el cuello, cuando tenía la zona localizada, con mucho mimo le mordió para estar juntos para la eternidad, es decir, unidos para siempre

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