lunes, 9 de febrero de 2015

Los Enamorados

Había dos mujeres de veinticinco años recogiendo los enormes pimientos rojos, antes de que se lo robasen o bien lo picoteasen los pájaros, después las naranjas...
Cuando terminaron de recoger todo, un labrador se acercó a una de las jóvenes; la puso un cuchillo en el cuello, la tiró en el suelo; iba a violarla cuando un hombre se acercó, le metió una puñalada. Le dio las gracias llorando. Él se alejó dejando que las campesinas se fuesen a recoger agua en la fuente.

Al día siguiente, se acercó con unas margaritas que había recogido en el campo, mientras había estado dibujando; la campesina estaba en la fuente donde estaba  a punto de recoger agua con el cántaro. Al verle, le dedicó una de sus mejores sonrisas; metió el cántaro debajo del chorro de agua. Mientras se llenaba estuvieron hablando.
A los dos días regresó con un pequeño pic-nic, se sentaron en las proximidades de un barranco que él había estado muchas veces al pintar. Sacó un folio y la retrató; pero no se lo quiso enseñar.

Durante una buena temporada, no regresó.La campesina pensó que no volvería a verlo, lloró noche y día porque le gustaba de verdad.
Al tercer, cuarto o quinto mes, le dijo abiertamente, que no podía vivir sin ella, lo había intentado porque meditándolo no podía ser; sin embargo, se dio cuenta del error cometido, y esperaba que le perdonase, aunque no se lo merecía; si lo hacía, le gustaría saber si se casaría con él. Le respondió que sí, entonces se casaron y fueron muy felices.

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