Laura se fue a la lechería como le mandó su padre Vicente, debido a que hoy, ellos no podían ir, porque hoy venía el fontanero y su madre tenía que ir a la charcutería.
De hecho, no le importaba, ya que sabía que estaría el hijo de Damian, que es bastante atractivo.
-Hola Laura, ¿que te pongo?
-Seis botellas de leche.
-Toma.
Se iba a ir cuando apareció Ignacio, en la puerta de entrada de los clientes.
-Hola Laura
-¿Te apetece que vayamos mañana viernes al cine?
-Claro.
-Quedamos a las cinco en la puerta del cine.
El viernes Laura decidió dejarse el pelo moreno suelto y con rizos. Se maquilló y se despidió de sus padres. A las cinco en punto él ya estaba en la puerta esperándola.
- Hola,
-¿Qué película quieres ver?
-¿Por qué no vemos Cincuenta sombras de Grey?
A la salida del cine, fueron a tomar a un bar que es bastante moderno dos combinados.
-Se que es un poco atrevido, no sé si me odiarás o te gustará que te lo diga. Te sienta muy bien ese vestido, porque se ajusta a tu cuerpo, porque todo hay que decirlo, tienes un cuerpo escultural.
-Gracias, tú también eres bastante atractivo, a mí también me gusta tu cuerpo que es pura fibra, tus ojos azules y que eres rubio.
Después fueron a pasear, por el castillo, se sentaron en un banco uno al lado del otro, Ignacio, le acarició el pelo, le dio un pequeño beso, hablaron y luego se besaron profundamente.
A las diez fueron a cenar, antes de entrar, le dijo que le gustaba mucho y que no se había atrevido el decírselo porque pensaba que no era su tipo. Ella le respondió que no le gustaba, por lo tanto, no quería mirarle mucho.
Todos los viernes, sábados y domingos salían, hasta que por fin se casaron
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