miércoles, 11 de febrero de 2015

Mi Primer amor

Hace dos días que fui a la antigua casa de mi bisabuela en Lagartera, mi madre Rosa, nada más aparcar el coche, se dirigió hacia la casa de su abuela; aún mantenía la llave de la casa. Aprovechando el despiste de mi madre, me acerqué a un sitio que arreglan zapatos y sacaban duplicados de las llaves, haciéndome una.
Decidí que para no aburrirme, ir a ver tiendas; mientras mi madre rememoraba su juventud. Como tenía sed, entré en una tienda a comprarme un refresco. Regresé al coche; mi madre, como cabría esperar me regañó, castigándome sin salir.
Al término de dos semanas me levantó el castigo. El sábado que no sabían que hacer, les comenté el ir a Lagartera, nadie quiso venir; por suerte Tommy, que así le llamo, le apetecía venir y tenía carnet, porque era mayor de edad, a diferencia que yo, que tengo diecisiete.
Cuando llegamos, los rayos de sol no tenían casi fuerza; nos dirigimos hacia el patio; aunque los arcos se notaban que estaban bastante abandonados igual que el pozo que le faltaba alguna piedra. Nos sentamos con cuidados de no clavarnos ninguna piedra ni ninguna mala hierba, aunque los dos llevábamos pantalones largos y camiseta de manga larga, porque sabíamos que por la noche refrescaría. Él me agarró de una mano, con la otra, me acariciaba el pelo, me dio un beso. Estuvimos charlando un buen rato; luego, fuimos a cenar, durante la cena charlamos y me dijo, que era su mujer ideal, morena con los ojos marrones y delgada, yo le contesté que también era mi hombre ideal, en ese momento supe que me gustaba más de lo que yo creía.
Cuando terminamos de cenar, me acompañó a la puerta de casa, dándome un beso de despedida haciéndome que me derritiese; nos despedimos, no se marchó hasta que entré en  casa. ¿Qué hizo después?

Seguramente, se fue a dormir, pero eso más bien, habría que preguntárselo a él.

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