viernes, 27 de febrero de 2015

Marqués de rodillo

Martinico, que es su nombre real, no vivió en 1850 como mucha gente piensa, porque este hombre ahora ronda los treinta y tres, tiene un coche Clio rosa; porqué os preguntaréis, pues es muy sencillo, el Marqués de rodillo, era pintor de gotelé, aunque había algunos que le llamaban rodillo, porque tiraban el gotelé, otros el sandwich, porque les gustaban los de Rodilla, por último, el campanillo, porque tenía la frente tan abombada que parecía una campana.
Cuando Martinica la campanilla, apodada así por su marido le dio la feliz noticia de que estaba embarazada; pintó la casa de rosa en lugar de blanca.
Nació Gusilu, llamado así porque en el hospital le pusieron un Gusilú en la cuna; pensaban hacer un banquete pero con las prisas, en lugar de poner jamón y queso, sacó jabón, y en lugar de tocar la guitarra, se tocó la campana que estaba oxidada en lugar de la nueva.
Iba a pedir ayuda a un hada, cunado sin darse cuenta salió Latina sirenita, con los senos al aire libre y el pelo largo  fino azabache, los ojos marrones y la cola de pez.
La esposa, se enfadó al verle la cara y le pidió el divorcio. Entonces Martinico se casó con la hada Rosita, porque inclusive la varita era rosa y vivieron en la gran casa rosa.

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