lunes, 29 de junio de 2015

La Guarida de un salvaje (II)

Continué andando alejándome del camino inicial, cuando ya no sabía donde andar, observé a lo lejos una entrada, entré encontrándome para mi horror, numerosos cadáveres de animales muertos con sangre de estos; escrita en la pared, "alejaros, porque primero serán los animales pero después seréis vosotros".

Intenté regresar, pero no no podía, sino que continué internándome más. Continué por el lado derecho, como noté la luz del sol, me dirigí hacia allí; iba a dar otro paso, cuando me encontré de enfrente con el acantilado; quise dar marcha atrás, pero alguien tapió la entrada con alguna madera, quedándome atrapada. Como era buena escaladora, tenía pantalones, unas zapatillas deportivas. Me puse a escalar, a mitad de camino, puse el pie en una hendidura en el comienzo del túnel para descansar, entré para probar suerte, estaba llegando al final de la entrada cuando tuve que pasar por encima de un animal muerto y de unos huesos que no tenía muy claro si eran de personas o no. Al salir de allí, me topé con unos escalones encharcados de agua que caía de arriba. Nada más poner el pie en el primer escalón, sentí que el agua me empezaba a empapar porque cada vez caía el agua con más fuerza, con tal fuerza y de tal manera, que formó un lago, por suerte, había cogido aire antes de que me sumergiese el agua.

A la media hora de nadar, observé un túnel subterráneo. Me dirigí allí, sacando de vez en cuando la cabeza.

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