domingo, 7 de junio de 2015

Por meterme en el medio

Acababa de anochecer y hacía frío, con una espesa niebla, no veía nada; oí el crujido de una rama al partirse, me giré, vi la frágil rama partida ante mí; continué andando, porque no me había franqueado el paso. Me encontré una cabaña, entré, pero todo estaba repleto de cadáveres. Unos descuartizados y otros no. Cerré la puerta, continué horrorizada por el mismo baraje, hasta que, llegué a la carretera, allí encontré a un hombre, que sacaba a dos personas del coche que habían tenido un accidente; porque según parecía, el coche se había salido de la carretera; el cual, sacaba primero al copiloto y los descuartizaba, luego al conductor y a los niños; simplemente los mataba.
Sin embargo, uno se acercó con miedo, le di la mano y nos fuimos. Tapándonos la niebla, observé una pequeña cueva, nos introducimos allí. No encendí ninguna hoguera, por temor a que nos descubriese, aunque en nuestra aliada era la niebla. Con el frío introduciéndose en nuestro cuerpo, esperamos a que fuese de día para salir.
A la mañana siguiente salimos, pero él nos estaba esperando, a mí me durmió con cloroformo, al niño lo mató delante de mí. Así acabo todo, mis miembros uno por cada lado.
En cuanto al niño lo dejó en el mismo sitio.

No hay comentarios:

Publicar un comentario