jueves, 15 de enero de 2015

El asesinato de Andres II

Estaba muy cansado, se metió en la cama, durmiéndose en el acto
Me desperté a las siete de la mañana, me encaminé al periódico, mientras tomaba el café solo en un vaso de plástico recién hecho, esperando a que el semáforo se pusiera en verde.  En el preciso instante en que iba a arrancar, alguien intentó dispararme con una semiautomática, un policía se dirigió hacia mi coche.

El redactor jefe, me llamó unas siete veces, no pudiendo coger el móvil, porque estaba en la comisaría, para poner una denuncia.

A las diez y media llegué al periódico.
-¿Sabes que hora es?- Me regañó el redactor jefe de noticias.
-Me han intentado disparar un encapuchado, según venía en el coche, así que he ido a la comisaría a poner una denuncia.- Le respondí.
-De acuerdo, ¿has conseguido algo?
-Unas fotografías en la comisaría, ayer cuando me colé porque había sido archivado el caso, por lo tanto, tuve que entrar por la noche.
-Por cierto, tienes un paquete.
Extrañada, traje un cuter para abrir la caja; lo primero que vi fue una nota felicitándome porque estaba por el buen camino, lo siguiente que cogí fue un cuchillo ensangrentado ya seca, un bote de cloroformo por la mitad y por último los intestinos.
Salí disparada al servicio para devolver, una vez repuesta llamé a un médico que era mi amigo; después de varias horas al teléfono, aceptó mirar esos intestinos.

Después de varios días, me dijo que efectivamente era del ministro, además le habían envenenado. Le di las gracias.
A la hora de la comida, salía  del periódico para coger el coche para invitar a mi amigo a comer y también para recoger, mi "regalo",  sin embargo, me dispararon  en el corazón, cerrando los ojos para no volver a abrirlos nunca más, sin saber quien era el autor, aunque yo creo que era uno de los guardaespaldas. Sin embargo, no he podido hacer justicia, ni terminar el artículo, para que salga a la luz

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