jueves, 1 de enero de 2015

Nadie se libra

-Le digo que es verdad
-¿Como sé que no te has quedado con la pasta?
-No tengo el dinero- dijo con un labio partido, el ojo morado y chorreándole la nariz de sangre.

Aunque no estaba nada convencido decidió dejar el interrogatorio  y dejarle descansar, eso si, atado a la silla, más adelante, le quitaría el cinturón, de momento pasaría a la otra habitación para ver que tal le iba a su hombre con el interrogatorio.

- ¿Donde está el dinero?
-No sé de que me hablas. Te lo juro.
El jefe se dio cuenta de que había que avanzar más; regresó a la habitación, le retiró el cinturón pegándole con él hasta arrancarle un ojo.
- Me vas a decir ahora donde está el dinero.
- Lo único que te puedo relatar, es que, una mujer joven de unos cincuenta años, va a llevar el dinero al embarcadero, se llama creo Mandragora. Llevará un perfume de vainilla, también observarás que tiene en el labio superior un pequeño lunar.
- Si me mientes os mato, vendrás conmigo. Le amenazó soltándole.

Le puso la bolsa en el rostro y le hizo caminar hasta la furgoneta.
Cuando llegaron al embarcadero le retiraron  la bolsa. Una vez identificó a la mujer con el dinero y al narcotraficante que le robó la coca, mandó que asesinaran a todos.

Tiraron el cuerpo al agua pensando que estaba sin vida. Un barco de pescadores que intentaba atracar, observó el cuerpo, entonces le agarró con un pincho para subirle al barco. Según se acercaron al puerto llamaron para que trajeran una ambulancia.

Después de varios días en la Uvi, le subieron a planta.
El "jefe del narcotráfico" tal y como le apodaban, al enterarse, se disfrazó de médico, entró en la habitación matándole de un solo disparo con una pistola con silenciador.

A sus hombres por ineptos, también los mató, porque se enteró de que iban a hablar



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