jueves, 22 de enero de 2015

Un asesinato en el puente Segovia III

Ella le había preguntado que si su madre  lo sabía, respondiéndole, que, cuando se quedaba a solas, oyó decir a su madre  cuando no estaba ella porque veían las noticias por la noche, aprovechando que ella dormía que, si veía a un adulto abusar sexualmente de un menor, le cortaría las manos. Ese día tenía ganas de ir al servicio y lo escuchó cuando sus padres acostados veían la tele. Edurne la preguntó si sabía que día había sido, ella respondió que hacía una semana.
Por la tarde del día siguiente el nuevo policía que era alto y delgado, con el pelo rizado, hizo su aparición; dejó las cosas en la taquilla, bajó por el ascensor, no había terminado de poner el pie en la calle, cuando una señora de edad mediana que ella había sido testigo como dos mujeres hablaban de que tenían que asesinar a su marido, le preguntó donde lo había escuchado, respondió que había sido en la parada del autobús. Cuando vino, ellas se sentaron en los sillones de atrás y no pudo escuchar nada más.

Subieron, le acompañó para que hablara con algún detective, por si era relevante en este caso.; se acercó a su compañero que estaba en la mesa para indicarle que esa señora, podía tener información sobre el caso, le dio las gracias y él se hizo cargo.
Bajando por segunda vez, escuchó a dos chicas, una le decía a otra que se lo tenía merecido que estuviera muerto el muy cabrón, porque siempre que iba al  restaurante le tocaba el culo, o si  veía que me acercaba a limpiar la barra se sentaba en el taburete aprovechaba para tocarme las tetas. Ella le preguntó si al menos el guarro le dejaba buenas propinas. Su amiga le respondió que de vez en cuando. Su amiga le respondió que de vez en cuando. Se aproximó a ellas, la dijo que subiese con él a la comisaria; Edurne iba a entrar en el ascensor cuando su compañero le hizo un gesto de que tomase declaración a la chica pecosa

No hay comentarios:

Publicar un comentario