domingo, 11 de enero de 2015

En las montañas pirenaicas

En una aldea de cabañas realizadas con adobe y paja, en tiempos de señores feudales, vivía una lavandera y su esposo que trabajaban en el castillo.
Un día, durante el trayecto del camino había el río, la lavandera, encontró un animal muerto, como pensaba que algún niño lo había matado a pedradas, pasó de largo.

Iba a ponerse a lavar en el río, cuando pensó que lo mejor que podía hacer primero, era ir al molino a preparar la harina para realizar pan en el horno aprovechando que era muy temprano. Se disponía a preparar la harina, cuando la noria, sacó a la superficie el cuerpo de una mujer asfixiada.  Horrorizada, salió corriendo a pedir ayuda. Fue corriendo hasta el castillo, pidió ayuda a los soldados que fueron a ayudarla, previamente les había dicho a sus compañeros que fueran a sus puestos.

Cuando llegaron, sacaron el cadáver, la cara  estaba destrozada, el molinero, reconociendo a su esposa lloró desconsoladamente. En ese momento, de las montañas pirenaicas, aparecieron una banda de ladrones, los soldados que eran más que ellos, los detuvieron y los llevaron  hasta el castillo, el rey ordenó que los encarcelaran, sin pan ni agua hasta que muriesen.

Desde entonces, la gente pudo respirar en paz y no hubo asaltos ni asesinatos

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